Unidades de Superficie

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” concluyó las pruebas de hielo en la Antártida

El buque de la Armada Argentina regresó a Buenos Aires tras haber navegado por aguas antárticas luego del proceso de reconstrucción y modernización al que fue sometido.


jueves 2, noviembre 2017

Buenos Aires – Tras haber zarpado del puerto de Ushuaia, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” arribó esta mañana a los Talleres Navales de Dársena Norte (TANDANOR) luego de haber efectuado las pruebas de hielo en aguas antárticas. A su regreso desde la zona austral operó en el Mar Argentino con unidades de la Flota de Mar.

Por su parte, la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros también se embarcó en la unidad y volvió a sobrevolar la zona, a una década de su último viaje por el continente blanco.

Para su recibimiento, estuvo presente el Ministro de Defensa Oscar Aguad, acompañado por el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, y el Director General del Material de la Armada, Contralmirante David Fabián Burden. También asistieron el Comandante Conjunto Antártico, Comodoro de Marina Pablo Fal, junto a su antecesor y actual Director de Sanidad de la Armada, Comodoro de Marina Marcelo Cristian Tarapow.

Ya amarrado el rompehielos, las autoridades navales y del Ministerio de Defensa realizaron un breve recorrido por el “Irízar”; y tras saludar a su Comandante, Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra, Plana Mayor y tripulación, recibieron una exposición sobre las diferentes pruebas concretadas por el buque.

La Banda de Música de la Armada también participó del acto rindiendo honores.

Las pruebas de hielo

Las mismas tuvieron como objetivo principal observar el desempeño de la unidad, en el marco del proceso de reconstrucción y remodelación al que fue sometida en los últimos años.

Para eso, en una primera instancia, el buque navegó por zonas con “hielo a la deriva” y, una vez superada esa etapa, lo hizo por campos de hielo de mayor espesor y altura. De esta forma, se buscó exigir a los sistemas, equipos y motores de propulsión a condiciones de temperaturas bajo cero, para luego evaluar sus reacciones.

Las actividades contaron con el apoyo de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros –perteneciente a la Fuerza Aeronaval Nº2–, que a bordo de un Sea King y tras diez años sin sobrevolar la zona, llevó adelante viajes a la base antártica Orcadas y exploraciones junto a profesionales, para determinar el área de operaciones del rompehielos.

“Ha sido un desafío cumplido que hace a la integración y al espíritu del rompehielos”, comentó el Comandante de la unidad, Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra. “Esta navegación cierra un ciclo de adiestramiento e instrucción fundamental para que toda la tripulación pueda participar en sus roles de forma adecuada durante la campaña antártica”, detalló.

A lo largo del recorrido, el buque de la Armada Argentina operó con hielos de hasta 4 metros, sobre los cuales se realizaron prácticas de ramming, impactando sobre éstos hasta conseguir agrietarlos y así abrirse paso.

Esta fue la última de las pruebas de aceptación de puerto, mar y hielo, que le permitirá a la Armada Argentina obtener la certificación final del buque. Una vez adquirida, la unidad será entregada al Comando Naval Antártico y comenzará con su alistamiento para la Campaña Antártica de Verano.

Las pruebas en el “Irízar” habían comenzado en abril, cuando el buque zarpó desde el Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR) para efectuar el primer ajuste de sistemas. A aquella navegación inicial le siguieron varias más por Buenos Aires, Puerto Belgrano y Ushuaia. En todas ellas, así como en esta última visita antártica, científicos, investigadores y profesionales de diferentes organismos fueron sumándose a la dotación del buque para supervisar su comportamiento y asegurar el óptimo desempeño de la unidad.

 

Ganar capacidades

Concluido el proceso de reconstrucción y modernización que lo mantuvo alejado de las aguas por diez años, el “Almirante Irízar” adquirió capacidades propias de buques logísticos y multipropósitos, convirtiéndose en un rompehielos único en el hemisferio Sur.

La unidad incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte de Gas Oil Antártico (GOA) e incrementó en un 600 por ciento la cantidad de espacio dedicado a la investigación científica; que de 40 metros cuadrados pasó a ocupar 400.

Entre muchas otras novedades, también sumó un sistema de obtención de información física a partir de sedimentos, y una campana que le permite generar un ambiente aislado para activar reacciones químicas.

Asimismo, el característico puente de observación de la unidad también fue ampliado significativamente para ganar espacio interno y poder alojar a un mayor número de personas y equipamiento.

Volver a los hielos

Para el Suboficial Mayor Raúl Oscar Godoy, la próxima Campaña Antártica de Verano será la sexta de su carrera naval. Feliz por esta nueva etapa en su vida, cuenta que entre las campañas y su antigüedad en el buque, ya suma 14 años junto al rompehielos de la Armada Argentina.

Su último viaje a la Antártida había sido en 2006. De ahí estuvo destinado al buque logístico ARA “Patagonia” y desde 2008 permanece en el “Irízar”. “Esta es mi segunda casa; fui testigo de todo el proceso de reparaciones, así que hoy es una emoción muy grande verlo en el medio de los hielos”, describe desde el puente de comando del buque.

En cambio, el Guardiamarina Mathias Real Toro se prepara ansioso para la que será su primera campaña. Egresado el año pasado de la Escuela Naval Militar y desempeñándose actualmente como ayudante del Departamento de Operaciones, señala que poder ser parte de la dotación del rompehielos es una experiencia única y una aventura: “Estar acá es increíble, todos los días son un desafío”.

Así también lo siente la Cabo Segundo Romina Juárez Dávila, destinada hace cuatro años a la unidad. “Desde la primera salida que hicimos en abril estoy disfrutando y aprovechando al máximo para aprender. Es impresionante ver cómo se trabaja a
bordo. Sentir el movimiento del barco, la forma en la que rompe el hielo, o salir y que te encandile el blanco de la nieve; todas son vivencias hermosas”, concluye.

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