El 3 de mayo de 1982, el aviso ARA “Alférez Sobral” tuvo su bautismo de fuego en las Islas Malvinas. El combate librado esa fría madrugada escribió la palabra héroe delante del nombre de sus 49 tripulantes. Ocho de ellos, incluido su comandante, murieron. El resto de la dotación que sobrevivió se las arregló para […]

El 3 de mayo de 1982, el aviso ARA “Alférez Sobral” tuvo su bautismo de fuego en las Islas Malvinas.

El combate librado esa fría madrugada escribió la palabra héroe delante del nombre de sus 49 tripulantes. Ocho de ellos, incluido su comandante, murieron. El resto de la dotación que sobrevivió se las arregló para sobrellevar ese golpe, gobernar al buque herido y llevarlo hasta puerto seguro.

Cerca de la 1.30, el “Sobral” iba al rescate de pilotos derribados cuando helicópteros británicos atacaron al buque y un misil le voló el puente de comando y destruyó la sala de comunicaciones.

El Comandante del buque, Capitán de Corbeta Sergio Gómez Roca; el Guardiamarina Claudio Olivieri; el Cabo Principal Mario Alancay; los Cabos Segundos Daniel Tonina, Sergio Medina y Ernesto del Monte; el Conscripto Roberto D’errico y el Marinero Héctor Dufrechou ofrecieron y perdieron sus vidas por el deber de defender la Patria en las irrenunciables Malvinas.

A partir de ese momento, el Segundo Comandante, Teniente de Navío Sergio Bazán, herido en una pierna por una esquirla, se hizo cargo de una nave en llamas, sin balsas sanas, con los elementos de navegación y comunicación destruidos y con la posibilidad de ser atacados otra vez.

De todos modos, lograron ver la costa de Puerto Deseado el 5 de mayo y pudieron atracar esa misma noche.

El 23 de mayo el aviso llegó remolcado a Puerto Belgrano, donde la gente del Arsenal Naval y la dotación reconstruyeron su puente de comando.

El buque, que había recibido su nombre en homenaje al primer marino argentino que invernó en la Antártida, pudo seguir navegando hasta el día de hoy.

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