Un nuevo “Irízar” vuelve a navegar después del voraz incendio que lo alejó de las campañas en la Antártida, esas que desarrolló durante casi 30 años. Capítulo 2: El incendio y Capítulo 3: De vuelta al mar

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” cumplió con una veintena de campañas en el helado continente antártico desde que llegó a nuestro país en 1979. Había sido construido en Finlandia y fue adquirido para reemplazar al ARA “General San Martín”, el primer rompehielos de la Armada Argentina.

En 2007 sufrió un incendio que lo alejó de los hielos. Luego de sus reparaciones y modificaciones estructurales, este año volvió al mar.

Su primera campaña antártica
Fue la del verano 1979/1980. En su segunda etapa de navegaciones, el rompehielos traspasó el paralelo 77º y fundó en la Antártida la base Belgrano III, hoy tapada por la nieve.

Con sus campañas contribuyó a las tareas científicas de glaciología, meteorología, el relevamiento de la plataforma submarina del gélido continente y la instalación del primer observatorio polar argentino en la base más austral, entre otras tareas.

También debió rescatar de los hielos a buques varados o encallados como el “Clipper Adventurer”, un crucero turístico que en el año 2000 quedó atrapado por 28 kilómetros de hielo a su alrededor. El “Irízar” tuvo que navegar 12 horas hasta su ubicación, romper el hielo que lo había atrapado y luego remolcarlo hasta aguas abiertas para que pudieron continuar con su travesía.

Dos años después, el “Irízar” fue enviado al rescate del buque polar “Magdalena Oldendorff”, atrapado en los hielos. La operación fue llamada Cruz del Sur y debió ser efectuada en el duro invierno antártico. En 2012, el Correo Argentino emitió una estampilla conmemorando 10 años de esa hazaña antártica.

Operación Cruz del Sur
A comienzos del invierno de 2002, un buque mercante de gran porte quedó atrapado en los hielos cuando replegaba personal de bases antárticas rusas. Si la meteorología en la Antártida es dura en verano, mucho más hostil es a las puertas del mes de julio. Se trataba del mercante alemán “Magdalena Oldendorff”, atrapado por garras de hielo a casi 4.000 kilómetros de Buenos Aires.

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” había terminado su campaña antártica, su personal estaba casi todo de licencia y aún así tuvo que alistarse en poco tiempo para acudir al rescate.

Zarpó el 28 de junio. La operación se llamó Cruz del Sur y fue un hito en la historia del gigante de los hielos. Además, no había antecedentes de alguna otra operación realizada en esta época del año y nadie podía asegurar que se llegara hasta el “Magdalena” para asistirlo. Para colmo, llegando al continente blanco el “Irízar” soportó los embates de una tormenta de tres días que sacudió al buque y ocasionó destrozos en algunos compartimientos de su interior.

En pleno invierno, el “Irízar” navegó entre mosaicos de hielo hasta que el mismo se hizo compacto, grande, denso. Era 11 de julio, con temperaturas de 20º bajo cero y el doble de sensación térmica, y tormentas de nieve cada vez más frecuentes que acortaban las posibilidades de operar de los helicópteros embarcados en el buque. Recién pudo llegar a proximidades del “Magdalena” el 16 de julio y logró amadrinarse al buque atrapado para en tres días poder abastecerlo de combustible para los generadores de energía y la calefacción; y de víveres para los tripulantes alemanes, rusos, ucranianos, filipinos e indios, que además recibieron asistencia sanitaria y que, hermanados por las circunstancias, obtuvieron el apoyo moral de los tripulantes argentinos.

Desde el 24 de julio, el “Irízar” le abrió paso hasta donde pudo, cerca de aguas más libres de hielo denso. Ambos gigantes navegaron en convoyado hasta un punto en la Antártida donde el “Magdalena” podría esperar zafar de su varadura. El rompehielos comenzó su regreso al puerto de Buenos Aires el 4 de agosto, cuando pudo tocar aguas de hielo joven, más débil. Misión cumplida. Experiencia forjada en los hielos.

[cycloneslider id=»e_irizar_entrehielos»] Después del hielo fue el fuego. En su última campaña, el “Irízar” quedó diezmado por el incendio que lo alejó de la Antártida.

Clic para ver el segundo capítulo: El incendio

Malvinas, su otra historia de fuego

Cuando terminó la Campaña Antártica de Verano de 1981/1982 que hizo en conjunto con el ARA “Bahía Paraíso”, el rompehielos “Almirante Irízar” fue encomendado a integrar la Fuerza de Tareas Anfibia que llevó a cabo la gloriosa Operación Rosario para recuperar las islas Malvinas.

El buque trasladó tropas y desde su cubierta de vuelo salieron helicópteros con infantes de Marina y soldados del Ejército hacia Puerto Argentino y Darwin.

Cuando la misión de llevar la bandera celeste y blanca a las islas terminó, el “Irízar” pasó a actuar como buque logístico, abasteciendo a los buques y tropas bajo permanente amenaza, transportando material bélico y aeronaves; formó parte del ataque a la flota británica; remolcó al buque tanque ARA “Punta Médanos” bajo el acecho de submarinos nucleares británicos; atravesó campos minados; y brindó además cobertura radar aéreo a los aeropuertos del litoral atlántico argentino.

Sobre el final de la guerra fue configurado como buque hospital. Pintado de blanco en Puerto Belgrano, fue dotado de 160 camas, salas de terapia intensiva, quirófanos y otras capacidades sanitarias para brindar asistencia sanitaria a propios y enemigos.

La guerra terminó pero el “Irízar” siguió navegando. Esta vez como transporte de combatientes hasta el continente.

Clic para ver el segundo capítulo: El incendio

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