Punta Alta – A las 15 de ayer se realizó frente al puesto de ingreso Nº12 de la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB), una ceremonia en memoria del héroe de Malvinas, Teniente de Fragata (post mortem) Daniel Enrique Miguel. Este aviador naval 36 años atrás perdió la vida cuando su avión Aermacchi MB339 fue impactado por fuego enemigo en el marco de una misión en Pradera del Ganso (Goose Green).
En la ceremonia se contó con la presencia del Jefe de la BNPB, Capitán de Navío Gustavo Alberto Ticozzi, y otras autoridades navales, junto al intendente de Coronel Rosales, Mariano Uset, como así también de familiares y amigos de Daniel Enrique Miguel.
El acto estuvo presidido por el Presidente del Club de Leones de Punta Alta, quien compartió palabras alusivas con los presentes, destacando: “Tuvimos la suerte de tenerte dentro de nuestra familia leonística, dentro del grupo de nuestros jóvenes Leos. Dejando entre quienes te conocieron el grato recuerdo de un joven alegre y entusiasta con enormes deseos de volar. Es así que ingresaste en la Escuela de Aviación y por fin recibiste tus alas.”
“Hoy los argentinos de pie te saludan y prometen no olvidar tu memoria. Ni la de los 649 héroes que dieron la vida en pos de tan noble causa. Por eso hoy 28 de mayo y siendo las 15 horas, llamaremos a un minuto de silencio y en él el clarín llorará tu memoria”, concluyó el Presidente Crudelli.
A continuación se descubrió, en el monumento del Club de Leones dedicado a la memoria de los caídos en Malvinas, una placa con el nombre del Teniente de Fragata Daniel Enrique Miguel. Luego se realizaron ofrendas florales a nombre de la promoción 108º de la Escuela Naval Militar –a la que pertenecía el Teniente Miguel–, la Armada Argentina y el Club de Leos de la Punta Alta.
Para culminar, el Capellán Castrense Miguel Mellado ofició la bendición de las ofrendas y la Banda de Música de la Base Naval Puerto Belgrano entonó las estrofas de la Marcha a Malvinas.
El Teniente Miguel recientemente identificado
El 28 de mayo de 1982, el avión Aermacchi MB339 que piloteaba el Teniente Miguel fue derribado mientras brindaba apoyo aéreo a un grupo de argentinos. El 26 de marzo, 36 años después, su familia llegó al cementerio de Darwin donde descansan sus restos.
El Teniente de Fragata (post mortem) Daniel Enrique Miguel nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, el 19 de noviembre de 1957. Él es uno de los héroes que en 1982 cumplieron con su promesa de defender a la Patria hasta perder la vida. Fue hace 36 años, durante el conflicto del Atlántico Sur.
Desde niño sabía que la Armada era su verdadera vocación y destino. El 28 de mayo del ‘82, cuando puso rumbo hacia el sur con su Aermacchi MB39, estaba convencido: era su primera operación real; tenía 24 años.
Ese día de mayo luego del mediodía, el Capitán Carlos Molteni recibió la orden de efectuar una misión sobre Puerto Darwin y Pradera del Ganso, para dar apoyo aéreo a las tropas del Ejército Argentino que resistían el ataque en esas posiciones. Su numeral era el Teniente Miguel.
Los dos Aermacchi MB339 volaron a baja altura, entre las nubes y la turba, dirigiéndose a su objetivo. En esa acción valerosa perdió la vida el Teniente de Fragata (post mortem) Daniel Enrique Miguel, cuando el fuego de la artillería antiaérea británica derribó su avión Macchi MB-339 4-A-114.
Sus restos fueron enterrados en el cementerio Darwin (Malvinas) aunque a su familia esa certeza le llegó recién después de 36 años. El 8 de diciembre de 2017 la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación llamó a su hermano, Sergio Miguel. Así confirmó que Daniel fue identificado a través de los cotejos que realizó el Comité de la Cruz Roja Internacional. Al igual que él, fueron identificados 90 caídos que hasta marzo yacían en Malvinas bajo placas con la leyenda: “Soldado argentino sólo conocido por Dios”.
El 26 de marzo de 2018, en una comitiva integrada por 214 familiares, Sergio Miguel volvió a las Islas Malvinas para rendir honores en el sepulcro donde ahora consta la identidad de Daniel Enrique Miguel.
En el marco de una ceremonia religiosa oficiada por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires, los familiares pudieron dar el último adiós a sus seres amados, que son los héroes de toda una Nación; con la convicción de que en la perdida perla austral sólo descansan sus legados mortales, porque su memoria y honores residen en la gloria eterna.