Considerados los pulmones azules del planeta, los océanos sostienen la vida en la Tierra regulando su clima, produciendo el oxígeno que respiramos y absorbiendo alrededor del 30% del dióxido de carbono que generamos.
Su incidencia en la economía mundial ocupa un lugar de predominancia, ya sea a través de la pesca, el turismo o el transporte marítimo. De hecho, se estima que para el 2030, alrededor de 40 millones de habitantes trabajarán en industrias vinculadas a la masa de agua salada que ocupa en torno a las tres cuartas partes de la superficie terrestre.
Con el objetivo de adoptar prácticas sostenibles y políticas efectivas para proteger las aguas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al 8 de junio como Día de los Océanos. La fecha fue establecida por primera vez en 1992 en el Foro Global de Río de Janeiro, un evento paralelo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
El Día Mundial de los Océanos busca recordar el papel imprescindible de estos en la vida cotidiana, informando sobre el impacto de los humanos en esta gran masa de agua, impulsando un movimiento mundial de apoyo y uniendo a la población en un proyecto para la gestión sostenible de nuestros mares.
Bajo el lema “Despertar nuevas profundidades”, la propuesta de la ONU para este año pone el foco en la inmensidad oceánica que aún no ha sido explorada. Allí, nuevos fenómenos recuerdan continuamente lo poco que se conoce sobre este mundo submarino.
Amenaza latente: plásticos en el océano
La contaminación es uno de los mayores desafíos que enfrenta el océano. Cada año, millones de toneladas de plástico terminan en sus aguas, afectando a la vida marina y entrando en la cadena alimentaria. Sumado a esto, el cambio climático provoca el aumento de la temperatura del agua y su acidificación, lo que amenaza a cientos de especies.
En este sentido, la elección de un día en particular para celebrarlos apunta también a visibilizar esta problemática y así traccionar políticas efectivas para protegerlos.
Entre las prácticas destacadas se incluyen: reducir el uso de plásticos, establecer áreas marinas protegidas y promover la pesca responsable, entendiendo que la educación y la concienciación juegan un papel crucial en la preservación del océano.
El rol de la Armada Argentina
Por su razón de ser, la Armada Argentina tiene relación directa con los océanos. Su misión principal está atravesada tanto por la custodia de los intereses argentinos en el mar, como por la salvaguarda de la vida humana en ese ámbito y la preservación del medio ambiente marino.
Anualmente, se conglomeran en torno a la milla 200 centenares de pesqueros correspondientes a países extrarregionales. Consciente de estos riesgos, nuestro país viene adoptando una postura de defensa proactiva en aguas jurisdiccionales, regulando y multando a infractores para prevenir, desalentar y combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
La Armada contribuye con la autoridad de aplicación -que en nuestro país es la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura de la Nación- en el control de la actividad pesquera a través de patrullas navales, sobrevuelos y monitoreo. En virtud de esto, se destacan los resultados que ha tenido la incorporación de los patrulleros oceánicos ARA “Bouchard”, “Storni”, “Piedrabuena” y “Contraalmirante Cordero”. Este fortalecimiento de la presencia naval fue acompañado por una actualización del Régimen Federal de Pesca, que establece un incremento en las multas sobre infractores; como también por la incorporación del uso de “Alertas Moradas” en el marco de la INTERPOL, para dar aviso al resto de la comunidad internacional cuando se detecta a un buque en infracción.
También, como organismo responsable de la salvaguarda de la vida humana en el mar, la Armada asume diariamente el compromiso de asistencia y salvamento en la región de responsabilidad SAR de la República Argentina, que comprende 16 millones de km2 (equivalente a 6 veces la superficie de nuestro país) a los que se agregan las áreas adyacentes a la Antártida que son vigiladas en cooperación con Chile.
Áreas Marinas Protegidas
Según la Ley N° 27.037 que regula el Sistema Nacional de Áreas Marinas Protegidas, se establece que los organismos con competencia en los espacios marítimos, como la Armada Argentina, deberán asegurar la debida cooperación hacia la Administración de Parques Nacionales –autoridad de aplicación–, en su fiscalización.
Esta Fuerza, a través de patrullas, interviene así en el control de tráfico marítimo, resguardando la biodiversidad y los recursos naturales de las zonas. Además, colabora en la investigación científica, proporcionando recursos y apoyo logístico para estudios y proyectos relacionados con la conservación marina.
A bordo de los buques oceanográficos ARA “Austral” y ARA “Puerto Deseado”, personal científico del CONICET y de centros e institutos nacionales de investigación dedicados al medioambiente marino utilizan las capacidades y recursos con que cuentan estas unidades para la investigación hidro-oceanográfica, llevando a cabo prácticas de muestreo y estudio. Estas campañas científicas implican varios días de navegación e incluso hasta meses.