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Anacleto Bernardi

Nació en la zona rural de San Gustavo, en el Departamento de La Paz, provincia de Entre Ríos, el 13 de junio de 1906. Cumplió con el servicio militar lejos de su tierra natal, ya que fue destinado para prestar servicios en la Base Naval Puerto Belgrano, adonde arribó en enero de 1927. Inmediatamente Bernardi […]


martes 25, octubre 2022

Nació en la zona rural de San Gustavo, en el Departamento de La Paz, provincia de Entre Ríos, el 13 de junio de 1906. Cumplió con el servicio militar lejos de su tierra natal, ya que fue destinado para prestar servicios en la Base Naval Puerto Belgrano, adonde arribó en enero de 1927. Inmediatamente Bernardi se destacó por ser un gran nadador.

Su desempeño como conscripto fue ejemplar. No pasó inadvertido para sus superiores, por lo que fue premiado con algo esperado por todo Conscripto Naval: hacer el Viaje de Instrucción a bordo de la fragata ARA “Presidente Sarmiento”, buque escuela de la Armada Argentina, en compañía de los cadetes de la Escuela Naval Militar.

Allí se desempeñó con su acostumbrado entusiasmo. El velero navegaba a una velocidad de 13 nudos, por lo que el viaje se hizo largo para Bernardi, pasando mucho frío y recibiendo mucho viento marino.

Comenzó a tener una tos persistente, que se transformó luego en un dolor en el tórax que le dificultaba respirar. El médico de a bordo le diagnosticó una pulmonía, por lo que le indicaron descanso y su regreso a la Argentina, en cuanto le fuera posible.

Después de navegar por la costa africana, el navío continuó su derrotero por el Mar Mediterráneo. El 5 de octubre, la fragata arribó a Génova con motivo de la inauguración de un monumento al General Manuel Belgrano y se unió a las celebraciones por aquel acontecimiento tan relevante que contó con la presencia del rey italiano Víctor Manuel III y del constructor de la Base Naval Puerto Belgrano, ingeniero Luis Luiggi.

En este contexto fue donde el Comandante del buque escuela, Capitán de Fragata Honorio Acevedo, decidió enviar a Buenos Aires al Conscripto Anacleto Bernardi y al Cabo Principal Juan Santoro, ante el agravamiento de la pulmonía que habían contraído durante el viaje y la imposibilidad de mejorar su salud con los cuidados brindados en el buque.

En el puerto genovés se realizaron los trámites necesarios para que Bernardi y Santoro embarcaran en el trasatlántico “Principessa Mafalda” que zarpaba en breve con destino a la capital argentina. El personal de la fragata “Sarmiento” y los pasajeros del buque desconocían que este navío se encontraba con problemas de estructura, lo que había motivado reparaciones de último momento y la demora de casi seis horas para abandonar la dársena italiana.

Sin embargo, los arreglos realizados al “Principessa Mafalda” no fueron suficientes. Cerca de la costa del estado brasileño de Bahía se hizo evidente que el buque no llegaría a destino y naufragaría. Notificados de esa situación, Bernardi y Santoro se presentaron ante el Capitán Simón Gulí y ofrecieron su colaboración, aún en el estado de convalecencia por la enfermedad que los aquejaba. Mientras se preparaban los primeros botes, ambos procuraron tranquilizar al pasaje, recorriendo el interior de la nave, embarcando gente, arriando botes y negándose a ocupar lugar en ellos por su condición de marinos.

Al cabo de varias horas, el “Principessa Mafalda” se hundió, llevándose consigo la vida del Conscripto Bernardi y de 300 personas más. Era el 25 de octubre de 1927.

Un mes después, el Cabo Principal Santoro, sobreviviente de la tragedia, participó del homenaje que la Armada Argentina organizó para recordar a su compañero. Señalaba en el mismo el doctor Benjamín Villegas Basavilbaso: “Queda así explicada la razón de este homenaje a la noble Institución que tiene a su custodia el patrimonio marítimo argentino y forma varones capaces de enaltecer la dignidad de la República (…). Cuando el viajero cruce las aguas donde un Conscripto de la Armada dio su vida por salvar la ajena, evoque con recogimiento su memoria”.

Enterado del episodio, el Comandante de la fragata “Sarmiento”, mientras regresaba al país y en el lugar del hundimiento, rindió homenaje al Conscripto y a las víctimas de aquella tragedia, arrojando una corona de flores en su honor.

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