Mar Adentro
Suboficial Mayor Mecánico en Sistemas Héctor Ceferino Albornoz de Mendoza

“Con el tiempo comprendí qué significaba ser un marino en defensa de la Patria”

Hacia fines del mes pasado, el marino mendocino Héctor Albornoz --quien se desempeñara en el cargo de Suboficial de Componente de la Flota de Mar--, pasó a situación de retiro luego de servir a la Patria en la Armada Argentina durante 35 años. Por el desempeño en sus funciones y su extensa trayectoria fue reconocido en una emotiva ceremonia.


viernes 19, julio 2019

Puerto Belgrano – Luego de 35 años al servicio de la Patria, el Suboficial Mayor Héctor Ceferino Albornoz recibió una medalla y un diploma en reconocimiento a su carrera naval de manos del Comandante de la Flota de Mar de la Armada Argentina, Contralmirante Julio Horacio Guardia.

El acto se realizó el 28 de junio por la mañana frente al edificio del Comando de la Flota de Mar en la Base Naval Puerto Belgrano al sur de la provincia de Buenos Aires, donde se dio lectura también a la orden de designación del próximo Suboficial Mayor encargado del destino.

Durante la ceremonia se resaltó la extensa trayectoria profesional del Suboficial Albornoz, ligada a las unidades operativas dependientes de la Flota de Mar a las que ha servido durante toda su carrera: en el buque de desembarco de tanques ARA «Cabo San Antonio»; en los avisos ARA «Teniente Olivieri» y ARA «Francisco de Gurruchaga»; en las corbetas ARA «Spiro», ARA «Parker» y ARA «Espora»; y en los destructores ARA «Almirante Brown» y ARA «Heroína».

Asimismo, el Suboficial Albornoz tuvo la oportunidad de realizar una alocución donde agradeció a la Armada Argentina por los años de servicio, a sus padres, compañeros y familia. «Espero haber dado mi aporte (…) haber logrado transmitir no sólo conocimientos sino el gusto de servir a la Patria», dijo. Hoy, con su misión cumplida, se prepara para regresar a Rivadavia, a sus pagos, donde se encuentra su casa paterna y su madre.

Nacido en la Ciudad de Mendoza, asentado en Costa de Araujo, Lavalle, y criado en Rivadavia, este mendocino se lleva el honor de haber pertenecido a la Institución y el orgullo de haber transitado por destinos en el mar, lejos de su tierra natal.

El Suboficial Albornoz contó que eligió a la Armada casi sin querer, en pos de ayudar a su padre y del bienestar de su hogar, «vengo de una familia humilde y no conocía la Armada ni tenía ese llamado de servicio a la Patria en el mar; más tarde comprendí que el marino no nace, sino que se hace», dijo con sinceridad.

Su primer acercamiento con la Fuerza fue una publicidad en un negocio cercano a su casa: «Llamó mi atención porque invitaba a tener un oficio y profesión cursando en la Escuela de Suboficiales y, en mi desconocimiento, pensé que era una escuela técnica apadrinada por la Armada donde yo tenía la posibilidad de una beca, estudiar y tener un trabajo seguro».

Desde el primer día se dio cuenta que ese pensamiento nada tenía de real –sonrió mientras lo relataba– e ingresaba de lleno a la carrera naval para ser suboficial de la Armada, “con mucho orgullo de serlo hoy y todos estos años que estuve aquí».

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Eligió la Armada aquel día de juventud y continuó eligiéndola cada día durante estos 35 años: «Encontré en la Institución muchas de las virtudes y valores que me habían inculcado mis padres, y con el tiempo comprendí qué significaba ser un marino en defensa de la Patria, y sentí el orgullo de pertenecer a una Fuerza Armada en defensa de la soberanía de nuestro país», destacó y agregó que también sus hermanos, Lucas y Estefanía, son marinos.

Ahora llegó el día de su retiro y admite que no resulta fácil la idea de dejar atrás los años de embarco, las idas y venidas por los muelles y compartir tantos momentos. En Puerto Belgrano, el Suboficial Albornoz conformó su familia: se casó con Nora, su compañera de toda la vida, y son padres de cuatro hijos: Leonardo, Omaira, Elizabeth y Pamela.

En su alocución de despedida, resaltó: «Prestar servicio a la Patria, ser suboficiales y ser miembros del brazo ejecutor de toda operación que emprenda y desarrolle nuestra Armada, es y deber ser, motivo de honor y orgullo (…) acompañados de compromiso, responsabilidad y profesionalismo, virtudes que nos obligan a superarnos diariamente (…) pues debemos honrar a todos aquellos marinos que nos antecedieron. Seamos dignos de tal herencia».

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