El 22 de marzo de 1905 se estableció como fecha de su fundación. Creció a la par del desarrollo marítimo argentino y por sus diques pasa la historia de nuestra Flota de Mar.

Una calurosa mañana de enero de 1902 fue la primera vez que el Arsenal Naval Puerto Belgrano (ARPB) recibió en sus entrañas a un buque de guerra para su reparación. Se inauguraba así su primer dique de carena. Desde aquella parsimoniosa entrada del crucero acorazado “General San Martín”, el ARPB abrió sus compuertas más de 4.750 veces para albergar a los navíos castigados por el Atlántico Sur.

La historia del Arsenal arranca unos años antes, a fines del siglo XIX. Entonces la Marina de Guerra evidenciaba un gran desarrollo que implicaba, dado el aumento de las unidades de la Escuadra Naval, la necesidad de contar con un dique de carena y con los talleres asociados a esta práctica.

Así fue que en julio de 1898 se comenzaron las tareas de lo que hoy es uno de los emplazamientos navales militares más importantes de Sudamérica. La obra fue asignada al ingeniero Luis Luiggi, quien contaba con la experiencia de obras similares en Europa. Su primera denominación fue Arsenal del Puerto Militar.

Con la inauguración del primer dique, de una longitud útil de 215,30 metros y un ancho en la entrada de 26 metros en pleamar y 23,54 metros en el umbral, comenzaron a pasar por sus gradas los buques de mayor porte que circulaban en la época por los mares del mundo y necesitaban algunos ajustes. Con el correr de los años y el aumento de la complejidad y magnitud de las reparaciones de unidades, su ritmo de crecimiento y sofisticación también creció.

El 22 de marzo de 1905, el Ministro de Guerra y Marina impuso mediante la Orden General Nº 74, rubricada por el entonces Presidente de la Nación Manuel Quintana, la denominación Arsenal a la entonces Jefatura del Puerto Militar. Por tal motivo es que se definió esta fecha como su aniversario de origen.

Cuando para el centenario de la Nación la Armada incorporó los acorazados ARA “Rivadavia” y “Moreno”, se decidió la construcción de un segundo dique de mayores dimensiones. Las obras del dique de carena Nº2, uno de los más grandes de América, comenzaron en 1911 y se realizaron en base a los planos del ingeniero Luis Luiggi y bajo la dirección del ingeniero Luis Augusto Huergo.

Sin lugar a dudas, de todas las capacidades del ARPB, los diques de carena N° 1 y N° 2 son los destacados indiscutibles, tanto por su imponente y dedicado emplazamiento, como por la diversidad de versatilidades que disponen a la hora de desarrollar actividades de ingeniería naval y militar.

Reparaciones en la memoria

Los trabajos de envergadura efectuados en el ARPB son innumerables, pero hay algunos cuyas paredes rocosas de los diques aún recuerdan. También la memoria de sus operarios, que vivieron algunas de esas reparaciones o construcciones.

Hace más de medio siglo, un inesperado choque entre los destructores ARA “Belgrano” y “9 de Julio” requirió la reposición de sus proas enteras. Años más tarde, las capacidades del ARPB fueron objeto de admiración mundial con la reparación del “Picúa”, un submarino venezolano arribado a fines de la década del ’70.

Dadas sus dimensiones y capacidad, el Taller Naval del Arsenal supo oficiar en más de una ocasión de astillero y prueba de ello son la chata “Punta Alta”, hoy varada en Puerto Rosales, y el remolcador ARA “Róbalo”.

Otro de los hitos históricos estuvo marcado durante el conflicto bélico por la recuperación de las Islas Malvinas, en la que el aviso ARA “Alférez Sobral” fue seriamente dañado tras ser atacado por un helicóptero británico. Fue entonces cuando en el Arsenal Naval se reconstruyó totalmente su puente de comando, permitiendo que el aviso continúe navegando por varias décadas más las aguas del sur de nuestro país.

Además, en la misma época, se le encomendó al ARPB un original desafío: lograr disparar un misil Exocet Mar-Mar 38 desde la costa para contrarrestar el bombardeo británico sobre las defensas de Puerto Argentino. Había que construir un sistema portátil, móvil y transportable. Bajo esta premisa, accionando con profesionalismo y utilizado el ingenio y la imaginación como estandartes, se llevó adelante un trabajo mancomunado de civiles y militares para alcanzar el objetivo. Finalmente y en tiempo record, se consiguió desarrollar un lanzador y su instalación de tiro, denominada ITB (Instalación de Tiro Berreta). Este épico invento argentino dejó fuera de combate a un buque inglés, cuando el misil Exocet MM-38 fue lanzado con la ITB y dio en el  blanco.

El Arsenal también dejó muestras de su capacidad fuera del ámbito militar: el trabajo de sus hombres y mujeres se ha visto reflejado a lo largo de la historia, desde las boyas de la ría de la Bahía Blanca hasta los mástiles de algunas escuelas.

No podemos pasar por alto y como hecho más reciente, el alistamiento de cada buque que zarpó para efectuar la búsqueda del submarino ARA “San Juan”.

Sus capacidades actuales

En estos 116 años de vida, el Arsenal Naval Puerto Belgrano ha sido capaz de evolucionar y desarrollar un amplio espectro de tecnologías que la Armada Argentina le ha demandado para el mantenimiento de sus buques de superficie y submarinos, por lo que hoy conforma uno de los complejos industriales integrados de reparaciones navales más importantes de la costa del Atlántico Sur.

Dependiente de la Jefatura de Mantenimiento y Arsenales, la estructura orgánica del ARPB está compuesta por dos Subjefaturas: Producción y Administración, de las cuales dependen 11 y 6 Departamentos, respectivamente.

Ellos son: Taller de Electrónica, Taller Central de Misiles, Taller de Armas, Polvorines y Talleres Especializados de Munición, Taller de Óptica y Control Tiro, Control de la Producción, Taller de Electricidad, Taller de Máquinas, Taller de Vehículos, Taller de Motores, Taller Naval, Informática, Infraestructura, Contabilidad, Seguridad Ambiental, Suministros y Personal.

Lo complementan los Departamentos Auditoría y Aseguramiento de la Calidad; Programación y Presupuestación; y Comercial Terceros.

Ocupa una superficie de 13.543 hectáreas que suman un total de 122.777 m² cubiertos y cuenta con más de 1.400 personas, que trabajan en el mantenimiento y reparación de las unidades dependientes del Comando de la Flota de Mar y, también, de otros buques tanto militares como civiles, afianzando una cultura organizacional orgullosa de mantener la calidad de su trabajo, reflejada en las estelas que dejan los navíos en el mar.

Hoy el ARPB profundiza tareas en áreas y especialidades como mecánica, motores térmicos, electricidad y electrónica, girocompás, comunicaciones, radares, instrumental, sistemas de armas, cascos (carenado y cambio de chapa), mecanizado (ajuste y armado de bombas, compresores, purificadoras, válvulas, líneas de eje, timón y hélices, anclas y cadenas), balanceo estático y dinámico de piezas, reparación de mecanismos de cubierta, matricería (mecánica de precisión, fundición y fábrica de goma), hidráulica (reparación, limpieza, calibración y prueba de motores, acoplamientos, y servoválvulas), reparación y recorrido de motores diesel marinos, construcción y reparación de tuberías.

Además cuenta con laboratorios y oficinas técnicas que intervienen en análisis de combustibles y lubricantes; rayos X a soldaduras; tintas penetrantes; análisis metalográficos; pinturas marinas y estudios de corrosión; inspección y certificación libre de gases; sondajes de chapa naval; desarrollos, cálculos y modificaciones de estructura para toda clase de piezas mecánicas y eléctricas; estudios de factibilidad, desarrollo e instalación de sistemas electrónicos y armas; desarrollo de programas de verificación de armamentos en polígono; estudios de estabilidad de pólvoras; diseño y construcción de lentes, y desarrollo y cálculos a modificaciones estructurales y piezas mecánicas o eléctricas.

Presente y futuro

Si existe una característica en que se destaca el ARPB es la de adaptarse a los desafíos y coyunturas siempre cambiantes, con la constante capacitación y auténtico compromiso de sus operarios e ingenieros, quienes con profesionalismo y muchas veces ingenio, intervienen en el sostén logístico de las unidades de la Flota de Mar, la Aviación Naval y la Infantería de Marina en lo concerniente al material.

Por eso también desde el comienzo de la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19, y teniendo en cuenta que las Fuerzas Armadas están exceptuadas del aislamiento social preventivo y obligatorio, el Arsenal Naval Puerto Belgrano (ARPB) no solo se adecuó a las más estrictas medidas de higiene y seguridad para salvaguardar la integridad de su personal, sino que también contribuyó a un más eficaz cuidado de la salud en las dependencias de la Armada.

Sus trabajadores nunca cesaron las tareas en sus puestos laborales –dando cumplimiento a los protocolos nacionales generales y al Protocolo de Higiene y Seguridad en el Trabajo Emergencia Pandemia COVID-19 elaborado a partir de las recomendaciones SARS COV-2 aprobadas por la Superintendencia de Riesgo de Trabajo–, pero reconvirtiendo sus producciones para dar apoyo a la comunidad.

Producto del esfuerzo y el trabajo en equipo de los distintos Departamentos que conforman el Arsenal, se logró trabajar en diversas demandas para atender a la emergencia sanitaria. Las secciones Velería del Departamento Taller Naval y Carpintería del Departamento Infraestructura fabricaron miles de tapabocas, al tiempo que la Sección Laboratorio del Departamento Control de la Producción elaboró, junto con personal del Comando de la Flota de Mar, cientos de litros de alcohol en gel que fueron distribuidos entre destinos dependientes de la Flota de Mar y el Arsenal.

Además, el Departamento de Informática adquirió tecnología de impresión 3D para diseñar y fabricar máscaras faciales adaptadas a las tareas diarias del Arsenal. El Departamento Seguridad Ambiental, por su parte, adquirió un túnel sanitizante que fue instalado en el ingreso peatonal del ARPB para la desinfección del personal; y un termómetro digital infrarrojo con el que a diario se controla la temperatura corporal de quienes ingresan a trabajar. También realizan desinfecciones periódicas en espacios comunes, para reforzar las tareas de sanidad e higiene que se llevan a cabo diariamente.

Después de 116 largos años de trabajo ininterrumpido, el Arsenal Naval Puerto Belgrano continúa proveyendo el mismo respaldo para asegurar la capacidad operativa de los componentes del poder naval, poniéndose también a disposición de la comunidad cada vez que la situación lo amerite.

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