Se libró entre los días 10 y 15 de marzo de 1814. Fue el comienzo de la campaña de los 100 días que, liderada por Guillermo Brown, aniquiló el poder naval de España en el Río de la Plata y forzó la rendición de su último baluarte en el estuario, Montevideo.

1814. Habían pasado cuatro años desde la Revolución de Mayo y hasta entonces la corona española mantenía el control formal de la Banda Oriental en lucha con las fuerzas conducidas por José Gervasio de Artigas, que habían llegado a sitiar Montevideo, donde resistían los realistas.

En las Provincias Unidas del Río de la Plata la situación era complicada. Las fuerzas al mando de Manuel Belgrano habían sido derrotadas en el Alto Perú, tropas realistas enviadas desde Lima acababan de atacar Chile y la burguesía porteña se enfrentaba con Artigas.

En este contexto, se logró el desalojo de los españoles de la Banda Oriental luego de 16 combates navales, el penúltimo de los cuales y el más importante fue el de la isla Martín García. Los españoles habían fortificado la isla luego que, a mediados de 1813, se produjese un ataque menor por fuerzas independentistas. Ante las noticias de la creación de una flota patriota, las autoridades montevideanas planeaban atacar Buenos Aires.

En ese entonces Buenos Aires abandonaba los Triunviratos para optar por los Directorios. Rápidamente Gervasio Posadas, como nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y con el asesoramiento del Secretario de Hacienda, Juan Larrea, y de Carlos María de Alvear, tomó conciencia de que los esfuerzos para conquistar Montevideo no estaban siendo efectivos y que el desgaste propio se hacía sentir en las líneas.

Con el apoyo fundamental de un comerciante norteamericano llamado Pío William White, en enero de 1814 se ordenó armar una nueva escuadra. Luego de una selección de candidatos, la misma fue puesta bajo las órdenes de Guillermo Brown, quien luego sería el Gran Almirante del Plata y forjador de nuestras glorias navales en sacrificadas campañas.

El objetivo principal era bloquear el puerto de Montevideo para concretar el cierre del cerco que las tropas del ejército estaban realizando. Pero Brown estudió la situación y decidió que para poder cumplir con ese objetivo era necesario, en primer lugar, conquistar la isla Martín García, pieza clave en el control de las desembocaduras de los ríos Uruguay y Paraná, y del tráfico mercante.

Esta isla contaba con una guarnición española con varias piezas de artillería y tropas de pie. Además recibía el apoyo de una escuadra al mando del Capitán Jacinto de Romarate, gran estratega y marino, que varios años más tarde sería Ministro de Guerra de España.

Un punto estratégico

Por su ubicación geográfica, la isla Martín García constituía la llave de los dos grandes ríos del Litoral y un punto desde donde se podían proyectar operaciones navales. Brown era consciente de que el control de las aguas y un eventual ataque naval sobre Montevideo solo sería posible si antes la conquistaba, y sobre el esquema de ese plan se puso en marcha.

El 8 de marzo de 1814, decidido a tomar la isla, zarpó Brown del puerto de Buenos Aires, al mando de una fuerza naval integrada por la fragata “Hércules”, la corbeta “Zephyr”, el bergatín “Nancy”, las goletas “Juliet” y “Fortuna”, la balandra “Nuestra Señora del Carmen”, una cañonera, una sumaca-embarcación de vela –de dos palos y con las bordas poco elevadas– y dos faluchos.

Al caer la tarde del 9 de marzo, la escuadra argentina fondeó a la vista de los cerros de San Juan y al día siguiente, con las primeras luces de la mañana, zarpó en busca del enemigo.

Según los partes de guerra, Romarate protegía el canal de entrada con más de una decena de buques apostados en el fondeadero sudoeste de la isla.

Una hora después del mediodía, la goleta “Juliet”, que navegaba como buque guía, abrió fuego sobre la vanguardia realista, recibiendo a su vez la primera reprimenda de metralla que acabó con la vida de su Comandante, Benjamín Seaver; el Comandante de la “Hércules”, Elías Smith; y varios hombres, desarticulando el carril de las acciones.

El buque insignia, inmovilizado en el lugar, apoyado sobre el costado de babor no podía valerse de sus cañones de borda, y salvo por los tres de proa no tuvo otro remedio que mantener el resto de la artillería en silencio mientras era acosado por el fuego permanente de las baterías costeras y de los 13 barcos enemigos, que se movían con absoluta libertad de acción.

Cuando esto sucedía, Romarate advirtió la aproximación de un conjunto de unidades en auxilio de la “Hércules” y destacó a su encuentro dos balandras, una cañonera y una lancha corsaria.

Para el buque insignia la situación era desesperante, ya que había quedado sola pese a los reclamos de Brown, que se destacó en su bote hasta cada buque pidiéndoles que le prestaran socorro.

La pausa de la noche posibilitó recomponer las fuerzas. A media mañana del 11 de marzo, la “Hércules” comenzó a flotar desplazándose por la marea canal abajo, hasta que con la ayuda de la única vela en condiciones, pudo alejarse hacia el banco de Las Palmas y de allí hasta Colonia.

Brown tenía en su mente la proyección de un desembarco de tropas para luego, desde tierra, atacar a las naves realistas. Dichos movimientos de ocupación quedaron a cargo del Capitán escocés Ricardo Baxter, quien tras la muerte de Seaver, lo había sucedido en el mando.

La madrugada del 15 de marzo se inició el desembarco. Alrededor de 175 hombres, mayormente criollos, embarcados en botes, se dirigieron a la isla protegidos por los cañonazos de las naves de Brown que dispararon sin cesar sobre el fuego de artillería de costa realista. De esta forma distrajeron a la flota enemiga en el fondeadero con un simulacro de ataque y pudieron desembarcar en la isla.

Las naves españolas eludieron el combate final y, siendo testigos directos de la pérdida de la plaza terrestre, rumbearon aguas arriba por el río Uruguay. Este hecho marcó el desenlace del combate.

El Combate Naval de Martín García fue el comienzo de la campaña de los 100 días que, liderada por Guillermo Brown, aniquiló el poder naval de España en el Río de la Plata y forzó la rendición de su último baluarte en el estuario, Montevideo.

Fuente de consulta

*Libro “Guillermo Brown”. Autor Capitán de Navío (RE) Guillermo Oyarzabal. Páginas 35 a 53 referidas al Combate Naval de Martín García.

*Archivo Gaceta Marinera

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