El 1° de diciembre de 1959, los 12 países que habían llevado a cabo actividades científicas en la Antártida y sus alrededores firmaron el Tratado Antártico en Washington.

Hoy se cumplen 62 años de la firma del Tratado Antártico. Regula la presencia del ser humano en la Antártida, la investigación científica y la logística necesaria para tal fin; y estableció que la Antártida se utilizaría exclusivamente para fines pacíficos.

Este documento tiene como objetivos asegurar la libertad de la investigación científica y la promoción de la cooperación internacional con fines científicos. Asimismo, resguarda la reivindicación de soberanía argentina en la Antártida frente a reclamos superpuestos. 

El Tratado Antártico se firmó el 1° de diciembre de 1959 y entró en vigencia el 23 de junio de 1961. Argentina fue uno de los doce países signatarios originales que lo firmaron en Washington (Estados Unidos).

En la actualidad, cuenta con 54 países miembros (o Partes), de los cuales 29 son Partes Consultivas y, el resto, Partes Adherentes. Se reúnen anualmente para tomar las decisiones que aseguren la adecuada implementación del Sistema del Tratado Antártico –que incluye al mencionado y a otros acuerdos relacionados–.

Nuestro país es un promotor y actor central de este Sistema del Tratado Antártico, que incluye la Convención sobre Focas Antárticas (1972), la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (1980) y el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (1991).

Desde sus inicios, Argentina es Parte Consultiva, miembro con voz y voto, y plena capacidad decisoria en las reuniones. El Gobierno de los Estados Unidos es el depositario del tratado mientras que Buenos Aires (Argentina) es sede permanente de la Secretaría desde su fundación en el 2004. La Secretaría es el centro de comunicación y de apoyo para la reunión consultiva del Tratado Antártico que tiene lugar cada año en un país diferente; y tiene la tarea de organizar todos los documentos e informes finales de las reuniones consultivas.

El Tratado Antártico celebra los 62 años de su firma, instrumento que ha generado varias normas específicas gracias a las cuales la Antártida es un continente dedicado a la paz, la ciencia y la protección del medioambiente, por medio de la cooperación internacional.

El continuo fortalecimiento del conjunto de normas surgidas a partir del mismo sigue siendo uno de los ejes de la política exterior de nuestro país.

117 años de actividad científica antártica argentina 

La Política Antártica Nacional, además de fortalecer el tratado, plantea la necesidad de lograr una mayor eficacia de la presencia argentina en el continente sobre la base de la ciencia y la capacidad de prestar a otros países los servicios y conocimientos necesarios para tareas antárticas. 

La Dirección Nacional del Antártico (DNA), de la cual depende el Instituto Antártico Argentino (IAA), tiene a su cargo el diseño y coordinación de la ejecución de la actividad argentina en la Antártida; mientras que el Ministerio de Defensa –a través de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea– asume el apoyo logístico para las actividades científicas y técnicas. 

Las actividades de la DNA y del IAA integran el Programa Antártico Argentino, al que se suman otras instituciones nacionales y provinciales, incluidos el CONICET y Universidades Nacionales, que participan a través de la prestación de servicios como la meteorología, los relevamientos cartográficos e investigadores. También existen proyectos científicos en colaboración con Programas Antárticos extranjeros con la participación de investigadores de otros países.

Presencia argentina y Campañas Antárticas

Cabe destacar que desde la inauguración de la primera estación científica el 22 de febrero de 1904 –hoy Base Antártica Conjunta Orcadas– en la Isla Laurie (Archipiélago de las Orcadas del Sur), Argentina tiene presencia permanente e ininterrumpida, y la más antigua, en la Antártida. 

La actividad científica antártica argentina se desarrolla en las 13 bases: 7 bases permanentes (Carlini, Orcadas, Esperanza, Marambio, San Martín y Belgrano II, a las que este año se suma Petrel) y 6 bases temporarias (Brown, Primavera, Decepción, Melchior, Matienzo y Cámara). Las permanentes se encuentran habitadas durante todo el año y las temporales, en época estival.

Durante la Campaña Antártica de Verano (CAV), a cargo del Comando Conjunto Antártico, se contempla el abastecimiento general y recambio de personal en las bases. Las tareas permiten que las bases permanentes puedan operar durante el verano y que cuenten con lo necesario para pasar la invernada. También, durante la CAV, se pone en servicio y se realiza el mantenimiento de balizas, para brindar seguridad náutica en las maniobras de buques nacionales y extranjeros.

Para poder hacer ciencia en esos parajes hostiles, son indispensables los medios que ponen a disposición las Fuerzas Armadas para brindar la logística que los científicos requieren, ya sea para llegar hasta la Antártida o para trabajar a bordo de buques dotados del instrumental necesario para la investigación.

Cabe resaltar que, en cumplimiento del Tratado Antártico, la Armada Argentina y la Armada de Chile llevan a cabo la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) todos los años de noviembre a marzo y de manera ininterrumpida desde 1998. La PANC brinda un servicio de búsqueda, rescate y salvamento marítimo; control de la contaminación; y otorga seguridad a la navegación y salvaguarda de la vida humana en el mar.

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