Cabo Segundo Leonardo Ramón Guerra

“La Armada Argentina me cambió la vida; me llevó a creer que todo se puede lograr”

Leonardo Guerra ingresó a la Armada hace 13 años. Hoy es cocinero y se encuentra lejos de su Catamarca natal, a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar” que realiza Campaña Antártica de Verano 2022/ 2023. Contó la experiencia de una vida dedicada al mar.


jueves 23, febrero 2023

En navegación – El Cabo Segundo Apoyo General Cocinero Leonardo Ramón Guerra, nació en Andalgalá y representa a localidad catamarqueña de Santa María en el “coloso naranja”, que en este momento se encuentra desarrollando la Campaña Antártica de verano (CAV). Para el catamarqueño es su tercera campaña en la Antártida.

“Yo no había soñado en ingresar a la Fuerza, pero fue la Armada Argentina la que me llevó a creer que todo se puede lograr, a animarme a cumplir los objetivos, a ser más responsable y estricto”, admite hoy el joven marino. “La Armada me cambió la vida”, confiesa y por ello alienta a otros jóvenes a que se incorporen.

En la cubierta 2 del “Irízar” se encuentra la cocina, donde transcurre la alquimia de las comidas que mantienen en alto el ánimo de sus más de 300 tripulantes. En alguna oportunidad, uno de sus cocineros incursionó en un plato regional del noroeste e hizo locro, plato que recibió las felicitaciones de los comensales que lo degustaron. Fue el locro de Leonardo.

“Es el plato más fuerte que puedo ofrecer a la tripulación”, dijo el cocinero, quien se sintió muy orgulloso por los halagos. Quienes lo conocen, coinciden en que el Cabo Guerra cocina muy bien y, además, tiene muchas anécdotas para contar. Es que a los 33 años, la vida le ha hecho transitar muchas experiencias que se transformaron en pequeñas historias.

De Catamarca se fue a vivir a la Ciudad de Buenos Aires para ayudar económicamente a su familia, trabajó en casas de comida y panaderías hasta que ingresó primero como Marinero Tropa Voluntaria en la Armada, en octubre de 2010, y luego de terminar el secundario, lo hizo en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA) egresando en 2017 como Cabo Segundo Cocinero.

Leonardo contó que el año 2009, trabajando en una panadería de la Capital Federal, un conocido le habló de la experiencia de su hijo en la Armada y que, sin el secundario completo, podía ingresar como Marinero en el Servicio Militar Voluntario. Al día siguiente, Leonardo se presentó en el Edificio Libertad, sede del Estado Mayor General de la Armada.

Como Marinero Segundo en la especialidad de Infantería de Marina estuvo 7 años. Primero, destinado en el Batallón de Seguridad del Estado Mayor General de la Armada (BISA), en el mismo edificio donde se inscribió.

En 2015, fue designado para formar parte de la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), misión de paz en la que Argentina participa desde 1993. Desde Campo San Martín, ubicado a 50 kilómetros al oeste de Nicosia, capital de la República de Chipre, el Marinero Guerra salía para efectuar patrullas en su zona de responsabilidad.

“Tuve la suerte de participar de la misión; estar allí fue una experiencia inolvidable”, describió. “Cuando ingresé a la Armada no sabía que iba a tener la oportunidad de una comisión al exterior; jamás lo imaginé”, dijo.

Ya como Cabo Segundo, fue destinado al Hospital Naval Buenos Aires “Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo” (HNPM) donde permaneció 2 años hasta que fue destinado a la fragata ARA “Libertad”. “Un premio más que me dio la Armada, un destino que tampoco fue soñado. Fue hermoso haber permanecido en el buque escuela donde egresan los futuros Oficiales de Marina”, apuntó.

Durante aquel viaje de instrucción el buque hizo escala en puertos de América y Europa llegando a Brasil, Estados Unidos de Norteamérica, España, Bélgica, Irlanda, Francia, entre otros países. “Cada puerto que me tocó visitar me lo llevo como una gran experiencia”, enfatizó.

Tras su periplo por el mundo y durante la pandemia por Covid-19, regresó al Hospital Naval, ya que contaba con la experiencia previa en la cocina de ese nosocomio para la preparación de menús especiales para los internados.

Allí permaneció durante un año hasta que en 2021 fue trasladado al rompehielos. “Seguí agradecido, sumando experiencia. La primera navegación en el buque, fue algo sorprendente, tampoco me imaginaba poder ir a la Antártida y brindar el servicio que cumplo hoy”, expresó con emoción. “Y aún me queda un año más en la unidad”, se entusiasma.

El catamarqueño que sorprende con sus comidas e historias en el rompehielos

“Mi familia está cada vez más impactada con los logros que estoy alcanzando. Los sigo sorprendiendo cada día y están muy orgullosos, sobre todo mi madre. Estoy muy agradecido de la niñez que tuve en mis pagos de Catamarca”, agregó.

“Vengo y represento al pueblo de Santa María”, dice con orgullo el Cabo Segundo Guerra, quien nació en Andalgalá y vivió en aquella localidad catamarqueña. Comentó que su niñez tuvo carencias, pero que pudo salir adelante: “gracias al ejemplo de mi mamá, mis tíos, abuela y padrinos Reynoso”, destacó.

Los vecinos de su ciudad natal también están orgullosos: “Después del viaje en la fragata, cuando volví de vacaciones, todo el mundo se sentía orgulloso por lo que yo había logrado hasta ese momento. Nunca me voy a olvidar de mis raíces y siempre es bueno volver”, manifestó.

Contó su paso por la Escuela Nº 307, donde hizo desde el Jardín de Infantes hasta 4º grado, momento en que se mudó a San José, y a los 15 años se fue de Catamarca para buscar un trabajo que ayudara a la familia, y a su mamá Juana Rosalva Guerra, quien es sordomuda.

Hoy, de sus cinco hermanos, es el único que está en las Fuerzas Armadas, algunos viven en Catamarca y otros en la provincia de Tierra del Fuego. Él formó su propia familia junto a Katy, quien es enfermera profesional, y tienen a Benjamín de 8 años. Actualmente viven en un barrio de Lugano y a ellos agradece su apoyo incondicional.

Es así que, en las navegaciones largas, llena su taquilla con fotos familiares y de amigos. Y en esta oportunidad lo acompaña un peluche de su hijo, quien le aseguró, lo iba a cuidar este año de campaña.

Cuando Leonardo regrese al continente, retomará sus rutinas y pasatiempos, como andar en bicicleta con su grupo de más de cien personas: “Se llama Birruedas, somos bastante unidos y hacemos recorridos de varios kilómetros juntos”, concluyó el marino catamarqueño.

Se estima que la CAV 2022/ 2023, iniciada a fines de diciembre del año pasado, finalizará a principios de abril de este año. Además del rompehielos, se emplean otras unidades navales que brindan apoyo logístico como el transporte ARA “Canal Beagle” y el aviso ARA “Estrecho de San Carlos”; y el aviso ARA “Puerto Argentino” que se encuentra operando en la Antártida en el marco de la XXV Patrulla Antártica Naval Combinada.

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” está al mando del Capitán de Fragata Carlos Alberto Recio y su periplo está dividido en tres etapas que permiten el aprovisionamiento y relevo de las dotaciones de las bases antárticas conjuntas que la República Argentina mantiene operativas: siete permanentes (Esperanza, Marambio, San Martín, Orcadas, Carlini, Belgrano II y Petrel) y seis transitorias –activas durante el período estival– (Matienzo, Brown, Decepción, Primavera, Cámara y Melchior).

A lo largo de la CAV se desplegarán un total de 1205 personas entre las que se cuentan científicos e integrantes de las dotaciones militares de las tres Fuerzas Armadas. A las cargas usuales de combustibles, alimentos y elementos de trabajo, en esta edición se suman materiales para la instalación de tres nuevos laboratorios multidisciplinarios en las bases Esperanza, Orcadas y San Martín, y máquinas pesadas viales para fortalecer el desarrollo del proyecto Petrel.

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