Personal Docente Civil Luciano Facundo Izarra

“Nacer de cara al mar nos vincula”

Hoy es el día del historiador en Argentina, instaurado en el 2002 por el Congreso Nacional en reconocimiento a los primeros estudiosos que escribieron los acontecimientos de la revolución Patria. Homenajeamos la labor de investigación, educación y difusión de los historiadores y en especial de los que cuentan la historia desde el mar porque la Armada Argentina nació con la Patria y de esta manera, la Historia Naval. Uno de ellos es el actual Jefe de la Sección Documentación Histórica de Puerto Belgrano, Profesor en Historia Luciano Facundo Izarra.


jueves 1, julio 2021

Puerto Belgrano – Nacido hace 47 años atrás en Punta Alta, Luciano Izarra se interesó desde chico en el relato de vida de sus abuelos italianos y los de raíz española. “Mis abuelos fueron inculcando mi interés por la historia, mi mamá es italiana y por papá, mis hijos son la cuarta generación de vascos nacidos en Punta Alta”, introdujo.

Sus abuelos tenían inclinación especial por la historia y la geografía, y el relato propio de su familia fue la chispa que despertó su acercamiento a la Historia. Su abuelo materno fue soldado en la Segunda Guerra Mundial. Quiso viajar hacia la Argentina; llegaron primero a La Boca y después arribaron a la ciudad. “Trabajaba como zapatero”, contó. En el secundario, aunque se recibió como Técnico Electrónico, las materias que más le gustaban seguían siendo geografía e historia.

“El lugar donde vivo también motivó mis estudios en Historia. La historia local y regional es muy rica y la descubrí mientras crecía en la ciudad, cerca del puerto y el mar”, relató Luciano.

Estudió el profesorado en el Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) Nº 79 de Punta Alta, egresó en 1999 y es docente desde entonces. También estudió la Tecnicatura en Archivos en el ISFD Nº 8 de La Plata como una especialización en esta rama social que complementa su trabajo desde hace 22 años; primero, como Director del Archivo Histórico Municipal de Punta Alta y desde hace 2, como Jefe de la Sección Documentación Histórica. Además es el actual Vicepresidente del Instituto Nacional Browniano Delegación Punta Alta.

Casi en paralelo con su carrera de Archivista -primero Auxiliar luego Técnico Superior- se diplomó en Gestión Social y Cultural en la Universidad Nacional Tres de Febrero (2005). Participó de seminarios, congresos y cursos; se presentó como ponente en encuentros académicos; y es autor de libros y artículos sobre Historia. Es Profesor de Tradición e Historia Naval en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA), cargo que lo fue convirtiendo durante estos 14 años en un experto en la temática.

“Como en toda carrera, fui incorporando conocimientos relacionados a mi materia y en la medida que uno avanza, estudia lo que necesita para especializarse”, agregó el historiador.

La Historia Naval fue ocupando un lugar preponderante en su carrera, dando clases a los Aspirantes Navales de la ESSA, y coordinando proyectos de investigación y de extensión vinculados con lo naval e incluso, la edición de un manual.

Ejemplo de uno de sus proyectos de extensión es “La toponimia de la bahía Blanca” incluido en el Programa “La historia marítima en la historia del país” en la ESSA, herramienta que sirve para afirmar el sentido de pertenencia de los alumnos oriundos de diferentes provincias del país.

Su trabajo y trayectoria lo mantienen dinámico, activo y muy cerca de sus colegas. Con ellos empezó a idear y a escribir un manual que invita a navegar por la historia Argentina desde un lugar poco explorado.

Con historiadores locales, regionales y nacionales, civiles y militares, fueron coautores de “Argentina desde el Mar: Introducción a la Historia Naval Argentina desde 1776 a 1852”, editado en 2014 en coincidencia con el bicentenario de la Armada. Además de autorar, fue el Coordinador Editorial de esta publicación del Ministerio de Defensa de la Nación.

El libro es una herramienta pedagógica y didáctica para la enseñanza de la Historia Naval, presentando al mar como protagonista en el relato histórico y de manera amena a través de líneas de tiempo, ilustraciones, glosarios técnicos y uso de la cartografía. Destinado a escuelas y liceos de la Armada, y a secundarios y terciarios en las ciudades donde tiene asentamiento la Fuerza.

“Con el libro quisimos reflejar una mirada de la historia del país desde el mar, no aislada y secundaria de esa historia sino integrada a ella”, enfatizó Izarra respecto a la importancia de este material didáctico. “También nuestro objetivo fue que esté al alcance de todos y puede descargarse de manera digital; es muy utilizado ahora en clases virtuales por la pandemia del virus Covid-19. Además el libro es parte esencial de la bibliografía de mi materia”, recalcó.

El mar nos une

Las palabras de Luciano se tiñen de entusiasmo cuando habla de la Historia Naval, acentuando lo que une a la Base Naval Puerto Belgrano con su querida Punta Alta. “El vínculo con el mar es natural y lo naval hace a nuestra zona: nacer de cara al mar nos vincula. Así fue como empecé a redescubrir nuestra historia”, dijo.

Puerto Belgrano y Punta Alta tienen una historia común, la historia del mar. Contó que la construcción del Puerto Militar hacia fines del siglo XIX posibilitó la llegada de un gran contingente de personas, en su mayoría obreros e inmigrantes europeos, quienes fueron instalándose cerca de la estación de ferrocarril y dieron nacimiento a su ciudad natal.

Se detuvo en detalles increíbles como el propio nombre de la Base Naval: “Puerto Belgrano es llamado así por el bergantín de guerra General Belgrano, y no -como se cree- directamente de la figura del prócer”, dijo. “La toponimia -disciplina que analiza los nombres propios que denominan lugares- resulta fundamental para dar significado y delimitación a los espacios cotidianos”, instruye Izarra y el siguiente ejemplo clarifica.

Entre 1824/5 la tripulación del “Belgrano” tiene la misión de reconocer costa y bahía, y hallar en la zona un paraje apto para la construcción de un fuerte. El bergantín ancla a una milla de distancia del arroyo Pareja, fondeadero que desde entonces se le conocería con el nombre de “Sonda o Pozos del Belgrano”. Al momento de dar un nombre al Puerto Militar se lo bautizó Puerto Belgrano en honor a sus expediciones.

“En el redescubrir de la historia, entendí que es una herramienta social de integración, inclusión y fortalecimiento del sentido de pertenencia; de allí su importancia, porque la historia sirve a la comunidad no sólo en su conexión con el pasado sino para entender el presente. Brindar acceso a la información y al conocimiento, es contribuir al sentido de pertenencia de un lugar”, reforzó.

“Lo cotidiano pasa inadvertido pero cuando alguien visita la Base Naval o debe trabajar aquí, se impactan y asombran; es cuando uno también dimensiona su importancia. Es este interés en descubrirla, el que aprovechamos los historiadores para dar respuestas. La historia se convierte en un puente”, agregó. “Además de que no se puede querer lo que no se conoce, y no se puede defender lo que no se quiere”, destacó.

Su formación académica le fue abriendo la posibilidad de comprender y profundizar la historia pero también la necesidad de compartir lo que se descubre y aprende desde la práctica: “Compartir es parte de la función de todo historiador y la difusión lo más importante de nuestro trabajo”, subrayó.

El trabajo es un proceso que se realiza en equipo, en proyectos conjuntos y se concreta en productos culturales: “Uno es sólo un engranaje, el camino lo hace junto a otras personas e instituciones; nunca solo”, sostuvo. Entre sus colegas se destaca el Licenciado en Historia Gustavo Chalier y el Teniente de Navío historiador Gerardo Vilar.

Un puente hacia el conocimiento de Puerto Belgrano

Creada en abril de 2019, la Sección Documentación Histórica funciona en la tradicional Casa 15 de la BNPB y depende orgánicamente del Departamento Relaciones Públicas de la Jefatura de Base. Está a cargo del Docente Civil Historiador Luciano Izarra acompañado de la Agente Civil Brenda López, Licenciada en Periodismo y estudiante Archivista.

La Sección tiene la misión de conservar, clasificar y difundir la documentación histórica de la Base Naval e implementa para ello, políticas de adquisición y conservación del material documental relativo a su historia. Escritos impresos y manuscritos, fotografías, negativos, planos, mapas, filmaciones, registros de audio y video contribuyen a reflejar el pasado de la Base donde la historia se mezcla con otras disciplinas como la arquitectura y la forestación.

Izarra contó también que la Sección cumple con la generación de herramientas didácticas, pedagógicas y de contenidos de difusión que posibilitan puentes entre la historia y la comunidad de la Base Naval y la zona.

Respecto a la historia confundida con el mito y la leyenda aclaró que un objeto, documento o dato viene a confirmar una información del contexto, a contrarrestar una versión o bien a convivir con diferentes visiones que ya existen: “La información es el verdadero valor histórico de algo porque no todo lo que es antiguo es histórico. La historia es un rompecabezas interesante, y como historiador uno va sumando piezas y sacando sus propias conclusiones”, aclaró.

Abocado a más proyectos, contó que se encuentra junto a otros colegas historiadores en el desarrollo de un nuevo libro sobre la historia de la Base Naval para actualizar, sumar y complementar lo que ya se ha escrito de Puerto Belgrano.

En su camino personal lo acompañan su esposa e hijos: Alicia Buscarolo quien es Ingeniera Agrónoma, y los mellizos Juana y Francisco de 12 años. También sus padres, familiares, colegas, y amigos que admiran lo que hace; él con simplicidad dice: “Yo sólo tengo la suerte de poder hacer lo que me gusta”.

Desde su lugar en el mundo, el profesor Luciano Izarra coloca en valor aquello que no se conoce tanto como la Historia Naval pero que es parte fundamental de la Historia Argentina, y de la ciudad que lo vio crecer; de su historia personal y de su pertenencia y la de todos nosotros porque conocer la Historia Naval Argentina es contribuir al mejoramiento de la propia ciudadanía. 

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