Cabo Segundo Apoyo General María Ayelén Hernández

“Servir a la Patria es mi orgullo”

María Ayelén Hernández tiene 31 años e ingresó a la Armada Argentina en 2011. Es parte de los 300 tripulantes de la fragata ARA “Libertad” que regresaron del 50° Viaje de Instrucción.


viernes 30, septiembre 2022

Puerto Belgrano – La Patagonia Argentina maravilla al mundo con sus postales, muchas de ellas enmarcadas con el azul profundo del mar. Es precisamente en el paisaje costero de la ciudad de Puerto Madryn donde transcurrió la infancia de la Cabo Segundo Apoyo General María Ayelén Hernández. Nacida en la ciudad cuyana de San Rafael, en Mendoza, se crió entre las ráfagas de viento, ballenas y playas extensas. Ya llegada a la mayoría de edad supo encontrar un proyecto de vida en la Armada Argentina.

A sus 31 años de edad, Ayelén tuvo la oportunidad de ser parte del 50º Viaje de Instrucción a bordo de la fragata ARA “Libertad”. Como está destinada en el buque escuela desde 2021, es la segunda ocasión en que realiza este tipo de viaje en el que los Guardiamarinas en Comisión de la Escuela Naval Militar completan su formación profesional.

Ayelén destaca que como resultado de estos viajes adquirió experiencia en diferentes áreas del buque, tanto a nivel interpersonal como profesional, conocimientos que hoy, sin lugar a dudas, son el bagaje que llevará a su próximo destino.

A poco de reencontrarse con sus afectos, antes de arribar a Buenos Aires, la Cabo Segundo Hernández rememora: “Viví hasta los 2 años en Mendoza y por el trabajo de mis padres nos mudamos a Puerto Madryn. Mi papá, mamá y dos hermanos menores aún viven allí”. De su infancia recuerda con especial cariño su paso por el Colegio N° 736 “Aviadores de Malvinas” y de las tardes en las playas del parador “Joaquina”.

Sobre su decisión de entrar a la Armada Argentina, Ayelén menciona algo muy puntual. “En el año 2004 la fragata ARA ‘Libertad’ fue a Puerto Madryn. La vi y me gustó mucho. A fines del 2010, la hermana de una amiga nos mostró el video del primer ‘Velas Latinoamérica’ y en ese momento me terminé de enamorar del buque”.

Ese se convirtió en su sueño: realizar un viaje en el buque escuela. Sin embargo, la por entonces estudiante de secundaria, era consciente de que debería recorrer un largo camino para cumplirlo. Así fue como en 2011 viajó hasta la ciudad de Trelew y se anotó para incorporarse a la Armada como Marinero Tropa Voluntaria.

“Cuando finalicé el curso como Marinero, mi primer destino fue en los talleres de la Base Naval Zárate. Allí se hacen las espadas de oficiales y suboficiales de la Armada y del Ejército Argentino. Estuve 5 años y pasé por todos los talleres. Primero estuve en el de ajustaje, después en la parte de tratamientos químicos y, por último, en talabartería, donde me especialicé”, relata.

En el 2014 rindió su ingreso a la Escuela de Suboficiales de la Armada, pero por motivos personales debió alejarse de la vida naval durante un tiempo. Fue en 2016 que logró reincorporarse y sumarse al equipo de trabajo de la Dirección General de Asuntos Jurídicos (DGAJ), con asiento en el Edificio Libertad, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un año después, pidió realizar el Curso de Ingreso por Tiempo Determinado (ITD) donde adquirió la especialidad de Apoyo General Camarera.

De especializarse en un oficio en los Talleres de la Base Naval Zárate, pasando por el manejo de documentación por las oficinas de la DGAJ, el 2017 vino con nuevos desafíos, aunque aún destinada en la misma Dirección. En 2020, el primer año de la pandemia por el COVID-19, la encontró prestando servicio como camarera en el Estado Mayor General de la Armada en Buenos Aires.

Un sueño cumplido

“En el 2021 me llegó el pase a la fragata. No me lo esperaba. Fue una mezcla de emociones. Uno siempre expresa que es voluntario para estos viajes, pero es algo que parece inalcanzable, que nunca va a llegar”, relata la Cabo Segundo Hernández.

Sobre sus primeras impresiones cuenta: “Cuando llegué estaba por comenzar el 49° Viaje de Instrucción. Sentí una mezcla de nervios, incertidumbre de cómo iba a ser. Me asignaron a la División que se encarga del servicio en la camareta de Guardiamarinas en Comisión. Era mucha cantidad de gente, pero por suerte, me enseñaron desde cómo poner una mesa hasta cómo armar un desayuno”.

Recuerda que esa primera zarpada fue muy difícil ya que aún se aplicaban los protocolos por la pandemia. Debido al aislamiento previo solo pudo despedirse de su familia desde a bordo de la unidad. Sus amigas, cuñada, sobrino y padres se acercaron a la dársena desde donde pudieron saludarla. “En ese viaje fondeamos frente a las costas de Puerto Madryn. Si bien estábamos lejos, la tenía a mi mamá haciendo una videollamada desde la playa. Fue lindo saber que estaba en mi lugar y con la fragata”.

Sobre su más reciente experiencia en el 50º Viaje de Instrucción, la joven camarera explica que su lugar de trabajo cambió, ya que se desempeñó en la cámara de oficiales. Este nuevo desafío laboral se vio estimulado por las expectativas puestas en la aventura de conocer distintas partes del mundo. “Venía enfocada en México porque desde chiquita tenía ganas de conocerlo. Sin embargo, los otros países me sorprendieron y me llevo muchas experiencias de los lugares que fui conociendo”, relata Ayelén.

Fueron 10 los años que pasaron entre aquella decisión de emprender el camino para embarcar en la “Libertad” y su concreción: “No tengo ningún familiar en la Armada. Pero eso no me impidió ponerme como meta el querer embarcar en la fragata desde aquella primera vez que la vi en Puerto Madryn”.

Hoy la Cabo Segundo Hernández se encuentra a la espera de su nuevo destino. Admite que le gustaría ir a Trelew para estar cerca de su familia. “Extraño los mates con mi mamá por la mañana, compartir con mis hermanos y mi papá. Amo la playa y pasar las tardes con mis amigas ahí”, se emociona al visualizarlo.

Reconoce que la Armada le permitió crecer tanto profesional como personalmente, al tiempo que detalla que aprendió a valorar lo simple y cotidiano. Construyó amistades y forjó vínculos que hoy se asemejan a lazos familiares. Pero, sobre todo, Ayelén tiene en claro que sea donde sea, su compromiso con la Armada Argentina será para siempre porque: “Servir a la Patria es mi orgullo”, concluye.

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