Suboficial Principal Comunicaciones Ángel Atilio Garrone

“Todos los días me levanto pensando en lo que hice, en lo que dejo y en lo que la Armada Argentina me dio”

El Suboficial Principal Ángel Atilio Garrone tenía sólo 15 años cuando decidió ser parte de la Armada Argentina. Hoy a sus 46, lleva 31 años de servicio, y es el Encargado de Comunicaciones en la Dirección de Relaciones Institucionales de la Secretaría General de la Armada.


viernes 11, junio 2021

Ciudad de Buenos Aires- “Cuando ingresé no sabía a donde venía, lo único que tenía como referencia eran las imágenes de la Flota, de barcos y de la fragata”, introdujo el suboficial tucumano. “Ni siquiera conocía el mar, solamente por fotos. La mejor decisión que tomé en ese entonces fue continuar y seguir creciendo dentro de la especialidad en Comunicaciones”, agregó el Suboficial Principal Ángel Atilio Garrone. 

Hoy, con 46 años, el Suboficial Principal se desempeña como Encargado de Comunicaciones en la Dirección de Relaciones Institucionales de la Secretaría General de la Armada en Buenos Aires. Allí, su día a día se encuentra vinculado a la comunicación cotidiana que tienen los servicios internos, las oficinas, y las comunicaciones entre destinos.  

“Es el paso obligado de todas las comunicaciones”, explicó, porque su principal responsabilidad es mantenerse informado y a su vez, informar a sus superiores acerca de los mensajes que van llegando en el transcurso del día: “Una cadena de responsabilidades en comunicaciones”. 

A lo largo de su carrera pasó por muchos destinos que le permitieron conocer gran parte de los componentes de la Armada Argentina. El primero fue la Base Aeronaval Comandante Espora; el segundo, el aviso ARA “Francisco de Gurruchaga”. Le siguió el Apostadero Naval Puerto Madryn, la Base Aeronaval Almirante Zar, los destructores ARA “Heroína” y ARA “Sarandí” y volvió a tierra, a Capitanía de Puerto en la Base Naval Puerto Belgrano.  

Finalmente, le llegó el pase al Edificio Libertad en la ciudad de Buenos Aires donde actualmente se encuentra establecido con su familia, también vinculada a la vida naval, y donde espera completar lo que resta de su carrera.  

De San Miguel de Tucumán a su segunda casa

Ángel Atilio Garrone nació en San Miguel de Tucumán y creció en el barrio Villa Luján, ubicado en el centro, donde vivía con su padre y abuela. Su mamá falleció cuando tenía 8 años.  

Decidió entrar a la Armada Argentina cuando tenía tan sólo 15 años. La Delegación Naval de Tucumán había dado una charla en su colegio y eso generó en él las ganas de ingresar, y “darle rienda suelta a la aventura”, dijo. 

Todavía recuerda con exactitud la fecha en que entró, un 8 de febrero de 1990. “Al llegar a la delegación no tenía definido qué rol iba a cumplir dentro de la Institución, ni siquiera sabía si iba a poder ingresar por ser menor de edad”, señaló. 

Recordó que, por aquel entonces, su familia estaba preocupada por el hecho de que se fuera tan lejos del hogar. “Los llantos de mi abuela me hacían aflojar, pero seguí firme con mi convicción”.  

“Una vez que tuve todo aprobado, llegué a la Escuela de Suboficiales de la Armada y fue mi segunda casa”, indicó. Con el paso del tiempo, su padre y su abuela se sintieron orgullosos de la decisión que había tomado a su corta edad y de su entera entrega al servicio.  

Ángel contó que conserva la casa familiar intacta “tal cual ellos la dejaron” y cada vez que viaja a su provincia es su lugar de recreo para reencontrarse con los recuerdos de familia y con sus primos, que todavía siguen viviendo en San Miguel de Tucumán. 

“Si tuviera que definir a la Armada en una palabra, sería aventura” 

Con 31 años de servicio cumplidos dentro de la Institución, con el paso del tiempo el suboficial sanmiguelino pudo “sumar muchísimas experiencias y amistades”. 

Recordó su primera navegación a principio de los ‘90 en el ex buque escuela ARA “Piloto Alsina”, “Fue una navegación de práctica con destino a la ciudad de Rosario. Una experiencia increíble por el río”, dijo. 

No navegó en el mar hasta 1993, cuando era Cabo Segundo y el aviso  ARA “Francisco de Gurruchaga” hacía campaña antártica. Como en ese momento no existían celulares ni cámaras digitales, solía quedarse en el Puente de Comando hasta que oscureciera: “Ver ese azul infinito era algo que nunca me lo habría imaginado”, expresó.  

Además del continente blanco, a bordo de la corbeta ARA “Espora” navegó hasta Brasil en apoyo a una regata internacional en la que participaban fragatas de todos los países de Sudamérica. Y, en dos oportunidades, tuvo la posibilidad de conocer Chile: a bordo del ARA “Sarandí” y del ARA “Heroína”, ambos destructores de la Armada, en el marco de un ejercicio combinado con las Fuerzas Armadas de ese país.  

“Tuve la oportunidad de estar en diferentes unidades, tanto de superficie como en tierra y también aeronavales, y todas han sido buenas experiencias”, destacó. 

“La razón por la que continúo en la Armada Argentina es la vocación” 

Lo que más disfruta del ámbito naval el Suboficial Garrone es el día a día.  “Todos los días aparecen nuevas situaciones, retos, aprendizajes y experiencias”. Y en este sentido, aseguró que no considera su servicio como un trabajo, sino un desafío y una aventura contante. 

Después de un poco más de tres décadas continúa en la Armada por vocación, “acompañado también de otras cualidades que fui adquiriendo a lo largo de la carrera como la responsabilidad laboral, responsabilidad con mis compañeros y superiores”, subrayó. 

En la misma línea, afirmó que muchas veces se ha encontrado motivado por un compañero de trabajo como también por un jefe: “Ver su entrega hace que yo también sea parte y complemento de lo que significa servir a la Patria”.  

Ángel Garrone es consciente que, aunque pronto finalice sus años de servicio, seguirá ligado a la Institución. En primera instancia porque su esposa e hijas integran la Armada y porque los miembros de la Fuerza son como una familia, así como la Institución su segundo hogar.  

Casado con la Suboficial Principal Furriel Nahir Almonacid, juntos tuvieron dos hijas. La mayor, Nadia de 25 años, es Personal Civil que trabaja en la Asesoría Jurídica de la Armada y la menor Alaina de 14 años, es cadete de Segundo Año del Liceo Naval Militar “Almirante Brown”.  

“Soy un agradecido por todo. Todos los días me levanto pensando en lo que hice, en lo que dejo y en lo que la Armada Argentina me dio”, dice el Suboficial Garrone, dejando de manifiesto una profunda gratitud con la Institución, con sus superiores, compañeros, y subalternos, quienes forman parte de su otra familia.

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