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José María Sobral, el primer invernante argentino en la Antártida

lunes, 14 de abril de 2025

Este ilustre entrerriano, marino, explorador y geólogo marcó un hito en la historia antártica de nuestro país al permanecer en el continente blanco desde 1901 hasta 1903.

Este ilustre entrerriano, marino, explorador y geólogo marcó un hito en la historia antártica de nuestro país al permanecer en el continente blanco desde 1901 hasta 1903.
Las más de 8 décadas de vida de José María Sobral estuvieron signadas de hechos destacables y extraordinarios.  


Hoy, al cumplirse 64 años del fin de su existencia recordamos la figura de este hombre que se convirtió en el primer argentino en invernar, durante dos años consecutivos, en las gélidas tierras del continente blanco, a más de 3.000 kilómetros de su tierra natal. 


Nació el 14 de abril de 1880 en la ciudad de Gualeguaychú (Entre Ríos) y 81 años después falleció en la ciudad de Buenos Aires -en 1961-, en la misma fecha de su natalicio. 


En 1895 el joven José María ingresó en la Escuela Naval de la que en agosto de 1898 egresó a los 18 años como Guardiamarina perteneciente a la Promoción N° 24. 


Si bien su primer destino fue el crucero San Martín, a los tres meses fue trasladado, junto con el resto de sus compañeros de promoción, a la fragata “Presidente Sarmiento” para realizar el Viaje de Instrucción. 


Fue el viaje inaugural de la “Sarmiento” y su itinerario reprodujo el histórico crucero de corso de Hipólito Bouchard con la fragata “La Argentina”.  


El 12 de enero de 1899 comenzó la travesía del joven Sobral que duró 22 meses. A bordo de la fragata, comandada por el capitán Onofre Betbeder, conoció 71 puertos de Asia, Europa, África, Oceanía, América del Norte, del Sur y Centroamérica. 


Regresó a Buenos Aires el 30 de septiembre de 1900 luego de dar la vuelta al mundo y haber navegado 48.500 millas náuticas. 


Formó parte de un épico momento en la Historia argentina. En 1901, la expedición científica sueca del Dr. Otto Nordenskjöld, que tenía el objetivo de realizar investigaciones científicas en la Antártida, llegó a Buenos Aires.  



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A petición del Teniente Horacio Ballvé, jefe del Observatorio de la isla de Año Nuevo, quien había recibido la orden del Presidente de enviar un representante argentino, se designó al entonces Alférez José María Sobral, de 21 años. Es así como el 21 de diciembre de ese mismo año partieron hacía la Antártida a bordo del buque Antarctic.  


Debió prepararse para partir en tres días, así que emprendió sus compras para adquirir la ropa requerida para pasar una estación invernal en la Antártida. En Argentina no había nadie con experiencia y los equipos polares no estaban disponibles, por lo que optó por comprar “tres trajes muy gruesos y gorra, cinco pares de botas gruesas, dos o tres pieles de guanacos, ½ docena de ropa interior de lana gruesa de la mejor, una bolsa de lona impermeable, una blusa de la misma lona con caperuza, ropa de lana, guantes y medias”. Después verificó que solo la ropa interior resultaba útil y, por fortuna, la experiencia y el buen ánimo de sus compañeros les permitieron cubrir dos inviernos a falta de uno. 


El 21 de diciembre de 1901, el buque Antarctic partió de Buenos Aires. Los expedicionarios descendieron en la Antártida, en la isla de Cerro Nevado, el 14 de febrero de 1902. 


Sobral y sus compañeros establecieron una base en Cerro Nevado, donde construyeron una cabaña de madera prefabricada que sería su refugio para vivienda y centro para las investigaciones. En lo que duró su estadía en la expedición científica. Sobral colaboró en observaciones meteorológicas, magnéticas y geológicas.  

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Un hecho que dificultó la expedición fue cuando el Antarctic, luego de una serie de expediciones por el Atlántico Sur, al retornar hacia Cerro Nevado quedó varado y destruido por los hielos, dejando a sus tripulantes divididos en grupos sin comunicación entre ellos, quienes debieron invernar improvisadamente, y sin que el Gobierno supiera su paradero. 


Ante la falta de noticias del grupo expedicionario científico, el gobierno organizó una misión de rescate internacional liderada por la corbeta ARA “Uruguay”, al mando del Teniente de Navío Julián Irízar. 


El 8 de noviembre de 1903 -es decir, más de un año después de lo previsto- los expedicionarios vieron llegar a la corbeta Uruguay, que logró rescatar a Sobral y al resto de la expedición.  


En diciembre, la “Uruguay” retornó a Buenos Aires con los náufragos del Artarctic y el grupo de Nordenskjöld que había pasado dos inviernos en la Antártida, siendo recibidos con gran aclamación. 


Después de esta experiencia, el 30 de diciembre de 1904, Sobral renunció a la Armada para estudiar Geología en Suecia, obteniendo el título de Doctor en Ciencias Naturales en la Universidad de Upsala. En ese país contrajo matrimonio con Elna W. Klingström; con ella tuvo nueve hijos (cuatro suecos y cinco argentinos). 


Se convirtió en el primer geólogo argentino con título universitario y el mejor petrólogo a nivel mundial de su época. 


En 1914 regresó a la Argentina e ingresó en la Dirección General de Minas e Hidrografía donde llegó a ser Director General en 1924, cargo que ocupó hasta 1930. Como Director de Hidrología realizó un informe sobre el Territorio de la Tierra del Fuego, resumiendo en tres carillas una síntesis de la realidad de las poblaciones australes: profundas diferencias regionales, extensas superficies despobladas y separadas de la capital de la Nación por miles de kilómetros. El análisis del Dr. Sobral se basó en buscar soluciones para los problemas existentes. 


En 1930 fue nombrado Cónsul General en Noruega y a fines de 1931 ingresó como geólogo en YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) donde se jubiló en 1935. 

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Desde entonces y hasta su muerte en 1961 continuó recorriendo el país efectuando estudios geológicos y brindando conferencias sobre esos temas. 


En todos esos años no olvidó la Antártida sobre la cual siguió investigando y en sus conferencias al respecto siempre sostuvo la necesidad de su ocupación pacífica, tanto del continente antártico como de los archipiélagos subantárticos. 


Fue autor de importantes libros, entre ellos: "Problemas de los Andes Australes", "Sobre Cambios Geográficos", "El Futuro de Nuestra Armada" y "La Frontera Argentino-Chilena en el Canal de Beagle". 


En su obra "Dos años entre los hielos” reflejó su experiencia en el continente blanco. Fue publicada por primera vez en 1904, en una edición limitada, con fotografías tomadas por el mismo Sobral. Concluye con estas palabras: 


"El hombre nunca debe contentarse con la victoria adquirida; el éxito no solo no debe ofuscarle sino que debe darle nuevo aliento para atacar lo más difícil, porque precisamente en eso se encuentra el placer de la vida". 

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