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Contraalmirante Eleazar Videla, impulsor de la Marina de Guerra
miércoles, 20 de agosto de 2025
Falleció el 20 de agosto de 1960, dejando un importante legado perdurable hasta la actualidad.

En 1912 estuvo a cargo de la inspección y recepción de los cañones para el acorazado “Moreno”, que se encontraba en construcción en Estados Unidos. A finales de 1915 fue trasladado al crucero “Garibaldi” y, posteriormente, al acorazado “Rivadavia”.

Su actuación en todos sus destinos fue siempre distinguida, lo cual le significó la obtención de una foja de servicio intachable. En 1918 fue Comandante de la corbeta “Uruguay” y al año siguiente regresó al acorazado “Rivadavia”, como Jefe de Armamento. Estuvo a cargo, en 1926, del XXVI Viaje de Instrucción de la fragata “Presidente Sarmiento”.
Con posterioridad, cubrió la jefatura de la Segunda División de la Secretaría General Naval y en 1928 pasó al Estado Mayor General de la Armada. Revistó además en la Dirección General de Material y, posteriormente, en el Arsenal Naval Buenos Aires. En diciembre de 1932 fue Comandante de la Primera Escuadrilla de Exploración.

En 1934, fue designado Ministro de Marina por el Presidente Agustín P. Justo, en un momento en el cual la Fuerza se encontraba sumida en una profunda crisis, producto de la desinversión y de los problemas económicos que aquejaron al país a partir de 1929. Sin embargo, la vitalidad, el compromiso y el trabajo constante de la conducción naval lograron revertir la situación al cabo de unos años.

Estudioso de los problemas vitales que afectaban el desarrollo de la Marina de Guerra, impulsó una política naval que fue coincidente con las necesidades y posibilidades del país desde lo económico-financiero, la política exterior y la Defensa nacional.
Por ello, se preocupó por dar efectivo cumplimiento a la Ley de Renovación de Material Naval (Nº 11.378). En un intento de potenciar el poder naval a flote, dispuso la construcción del crucero “La Argentina” y siete destructores en Gran Bretaña: “Buenos Aires”, “San Juan”, “San Luis”, “Corrientes”, “Entre Ríos”, “Misiones” y “Santa Cruz”.
También fueron años en los cuales la actividad de los astilleros nacionales se incrementó fuertemente. El Ministro de Marina pretendía que la Armada Argentina contara con unidades fabricadas en el país, formando mano de obra especializada y dotándola de los mejores y más avanzados instrumentos tecnológicos.
Gracias a este impulso, se construyeron en la Base Naval Río Santiago los rastreadores “Bouchard”, “Drummond”, “Granville”, “Spiro” y “Py”, mientras que la industria privada se hizo cargo de la incorporación del “Parker”, “Fournier”, “Robinson” y “Seaver”, los primeros dos en los astilleros Sánchez y los restantes en la empresa Hansen y Puccini.
Durante esta gestión se procuró vigorizar el rol de las bases navales, que pasaron de ser simples organismos administrativos dependientes del Ministerio de Marina a transformarse en dependencias directas del Comandante en Jefe de la Escuadra. Se pretendía constituirlas en un elemento central que facilitara mayor movilidad a la Flota, con eficiente apoyo logístico --provisiones y reparaciones--.

Durante su período al frente del Ministerio de Marina, el Capitán de Navío –después Contraalmirante– Videla propició el afianzamiento de la Aviación Naval, adquiriendo modernas unidades para la formación de los pilotos. Además, se destinaron fondos para la construcción de bases, aeródromos, pistas y playas de maniobras, dándole una organización más técnica a esta flamante arma.
Creó el Cuerpo de Artillería de Costas, la Dirección General de Defensa de Costas y el Regimiento 1º de Artillería de Costas, innovaciones que estaban de acuerdo a los nuevos métodos de guerra naval. En 1936 se construyó el Batallón 5 de Artillería de Costas, con asiento en la Base Naval Río Santiago, cuya misión era la de defensa de la zona y de la destilería de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).

La incansable tarea también se puso de manifiesto en la creación de la Escuela de Guerra Naval, en 1934, como culminación de varios proyectos y aspiraciones que venían desde principios de siglo. Contaba con un moderno edificio de tres plantas adecuado a las necesidades de la formación de los oficiales y su primer curso se inició con un novedoso plan de estudios y de instrucción.

En estos años se concretó otro de los proyectos que llevaba décadas. La construcción de un edificio para la Escuela Naval Militar que permitiera el desarrollo normal de todas las actividades de instrucción. La ley Nº 12.353 autorizó los fondos necesarios para ejecutar la obra en Río Santiago.
El Contraalmirante Videla falleció el 20 de agosto de 1960, dejando un importante legado perdurable aún hasta la actualidad. Cumplió con alta y dedicada responsabilidad la conducción de la Armada, generando una importante cantidad de cambios —operativos y orgánicos— que transformaron a las fuerzas navales, dotándolas de una organización más adecuada para su eficiente funcionamiento.
