Historia Naval

Vicealmirante Marcos Zar: uno de los fundadores de la Aviación Naval

Con humildad, constancia y la convicción de servir a la Patria desde el aire y sobre el mar, desarrolló una extensa carrera.


lunes 19, septiembre 2022

Alguien capaz de recortar una foto publicada en un diario de un avión que dio por tierra y en manuscrita escribir al lado “Mi primer tortazo” es, indudablemente, un hombre sin igual. Uno de esos verdaderos pioneros que no fundaban un componente detrás de un escritorio sino arriesgando su vida en esas primeras y frágiles aeronaves.

Marcos Zar, nacido en cercanías de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, el 31 de mayo de 1891, desde pequeño sintió un gran interés por el mar y fue así que, con apenas 15 años, ingresó a la Escuela Naval Militar.

El 11 de marzo de 1911 se materializó el primer sueño de su vida al egresar como Guardiamarina. Desde allí comenzó su carrera naval, ilustre trayectoria que lo llevó a ser uno de los fundadores de la Aviación Naval.

Al comienzo, empapó su alma con agua de mar. Estuvo destinado primero en el crucero “Buenos Aires”, luego en los cruceros acorazados “San Martín”, “Garibaldi” y “Pueyrredón”, por ese entonces, las unidades más poderosas de la Armada.

En 1913 –promovido a Alférez de Fragata– fue destinado al acorazado “Rivadavia”, una de las naves con mayor poder de fuego. Allí, Zar pudo lucirse como artillero y obtener, por su desempeño, el ascenso a Alférez de Navío y el premio del diario “La Prensa” de Buenos Aires al mejor puntaje en la ejercitación de Tiro Naval.

Los Estados Unidos de Norteamérica cursaron en 1916 una invitación a la Armada Argentina para que un grupo de sus oficiales realizaran una serie de cursos en institutos de la Marina de ese país, a fin de adquirir conocimientos en artillería, comunicaciones, armas submarinas y aviación.

Para el servicio aeronáutico fueron designados los tenientes de fragata Ricardo Fitz Simon y Ceferino Pouchan y un joven y destacado artillero, nada menos que el Alférez de Navío Marcos Zar. En septiembre de 1917 obtuvo el brevet internacional Nº 96 como Aviador Naval del curso de pilotos aviadores navales que realizó en Pensacola.

Ya graduados, el Ministerio de Marina pidió autorización para que participaran como observadores en el teatro de operaciones durante la Primera Guerra Mundial, realizando vuelos operativos. Su participación contribuyó a su formación profesional, trasladando a su regreso esos conocimientos al resto de los aviadores que se fueron formando en nuestro país.

En marzo de 1919, llegó al país la Misión Aeronáutica Italiana, que instruyó al personal de la Marina con aviones construidos en Italia. El 1º de noviembre de 1919, con la donación por parte de la misión italiana de dos hidroaviones MACCHI M-9 y dos MACCHI M-7 más un hangar para alojarlos en San Fernando, se marcó un hito en la historia de la Aviación Naval Argentina y la figura de Zar fue clave.

En diciembre de ese año participó con algunas de esas aeronaves recientemente incorporadas en las ejercitaciones de la Escuadra de Mar junto a otros pilotos navales, comenzando así las operaciones navales integradas en la Armada Argentina.

Al regreso a San Fernando el 19 de diciembre, batió un récord de velocidad y distancia sobre el mar. Meses después batiría un nuevo récord sobre grandes ríos llegando a Asunción de Paraguay. Sus proezas continuaron, llegando a unir Buenos Aires con Ushuaia, entre otros importantes sobrevuelos de nuestro territorio nacional.

El 30 de marzo de 1920, el entonces Teniente de Fragata Zar se embarcó nuevamente a Estados Unidos. Bajo su supervisión tres oficiales del cuerpo general, dos oficiales ingenieros y diez suboficiales y cabos, realizaron el nuevo curso de pilotos aviadores navales y se especializaron en diferentes ramas de la Aviación Naval.

Asimismo, formó parte de la primera Plana Mayor de la Escuela de Aviación Naval de Puerto Belgrano, ejerciendo el cargo de Jefe de Plana y Maniobras Aeronáuticas; también fue Comandante de la Fuerza Aeronaval Nº 1.

Con humildad, constancia y la convicción de servir a la Patria desde el aire y sobre el mar, el Vicealmirante Zar desarrolló una extensa carrera, sentando las bases de la Aviación Naval de la Armada en sus inicios con su libro “La Marina y la Aviación Integral”.

El 29 de noviembre de 1956 se sancionó el Decreto Ley Nº 2.578, donde se nombró al Vicealmirante Marcos Zar como uno de los “Fundadores de la Aviación Naval”, homenaje póstumo, ya que sus días habían terminado el 19 de septiembre de 1955.

Su ejemplo, al igual que el resto de los fundadores de la Aviación Naval, se enseña hoy en las aulas a los nuevos pilotos. “El Aviador Naval es, ante todo y por doctrina, un marino, al que su vocación por el vuelo lo empeña en el empleo de la Aviación para la defensa de la Patria en el mar”, reza el axioma que ha mantenido desde su creación la Escuela de Aviación Naval en la Base Aeronaval Punta Indio.

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