Fue uno de los combates navales sucedidos a pocos meses de comenzar la Guerra contra el Imperio del Brasil (1825 ­ 1828). Las acciones navales empezaron el día 29 y fueron reiniciadas el 30. Luego de lucha encarnizada, las naves brasileñas se retiraron, y la escuadra argentina embanderada llegó al puerto de Buenos Aires.

En el marco de la Guerra de Revolución e Independencia Americana y Argentina, en 1821, la entonces llamada Provincia Oriental (actual Uruguay) integrada a las Provincias Unidas del Río de la Plata (herederas del Virreinato español homónimo), fue anexada al Brasil por el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve con el nombre de Provincia Cisplatina.

Cinco años después, en 1825, y con el apoyo del gobierno argentino, un grupo de orientales y de otras provincias, llamados los Treinta y Tres Orientales, liderados por Juan Antonio Lavalleja, ingresó en la Provincia Oriental para desalojar a los ocupantes brasileños.

El 25 de agosto de 1825, en el Congreso de Florida, se declaró la independencia del territorio oriental, y su unificación con los demás que conformaban las Provincias Unidas del Río de la Plata con la denominación de Provincia Oriental del Río de la Plata. Cuando el Congreso argentino aceptó la integración y ordenó la provisión de la defensa y seguridad de esos territorios (ley del 25 de octubre de 1825), dio motivos suficientes al Imperio del Brasil. Éste declaró la guerra el 10 de diciembre de 1825 y, días después –el 22 de diciembre-, procedió al bloqueo del puerto de Buenos Aires que, con avances y retrocesos, continuó hasta el final de la contienda ocurrido en 1828. Este período es conocido como la Guerra contra el Imperio del Brasil.

La escuadra argentina

La respuesta argentina sobrevino el 1° de enero de 1826. Siendo que la contienda se desarrollaba cruzando el Río de la Plata, y debido al bloqueo mencionado que produjo grandes perjuicios comerciales, durante el mes de enero, el Congreso argentino procedió a organizar la escuadra nacional. Para ello se dispuso la compra de embarcaciones y se dio el mando a Guillermo Brown. Se contó con un solo buque de gran porte, la corbeta 25 de Mayo. A ella se sumaron 4 bergantines, 3 goletas y 9 lanchas cañoneras.

Ante la escuadra imperial, la argentina no solo era muy inferior en medios, sino también en maniobras conjuntas, dado que había sido recientemente formada. Los oficiales de la escuadra brasileña habían luchado juntos durante tres años en ocasión de la guerra de independencia contra los portugueses.

En los primeros meses de 1826, se sucedieron el Combate de Punta Colares (enero), el Ataque a Colonia (entre febrero y marzo), el Asalto a la fragata imperial Emperatriz (a fines de abril) y el Combate Naval de Los Pozos (junio).

Combate de Punta Colares.

Percepciones diferentes

Debido a las características del cañoneo sucedido el 11 de junio de 1826 en Los Pozos, la percepción de lo ocurrido fue muy diferente para partidarios de uno u otro bando.

Como el episodio se desarrolló frente a la vista atenta y atemorizada de la población de Buenos Aires, la neutralización de la división brasileña, muy superior en número, generó una difusión enfervorizada en la opinión pública local.

Para los brasileños, el corto enfrentamiento no ameritó mayores consideraciones, al punto que no se elevaron informes a la prensa y las autoridades imperiales sólo se limitaron a emitir sucintos despachos.

Así las cosas, la versión argentina fue mejor difundida a nivel internacional, produciendo cierto malestar entre las fuerzas navales brasileñas para quienes el festejo del enemigo ante un episodio para ellos sin trascendencia resultaba insultante.

Combate Naval de Los Pozos.

A su vez, las acciones navales en Los Pozos demostraron a los comandantes de la escuadra brasileña que sería inútil intentar un ataque contra los buques argentinos mientras éstos siguieran en las mismas posiciones elegidas hasta el momento. En consecuencia, optaron por una táctica defensiva que tentara a Brown a salir de su ubicación.

Durante más de seis semanas, la división naval imperial al mando del capitán James Norton fue una visión cotidiana para la población de Buenos Aires. Mientras tanto, la escuadra argentina esperaba sus refuerzos provenientes de Chile.

Los hechos

Para julio de 1826, la escuadra argentina contaba con: fragata 25 de Mayo, barca Congreso Nacional, bergantines Independencia, República Argentina y General Balcarce, goletas Río de la Plata, Pepa y Sarandí; y ocho cañoneras.

Desde el Combate Naval de Los Pozos, día tras día, divisiones de la escuadra imperial se movieron y, en ocasiones, fondearon frente a Buenos Aires, intentando provocar la salida de los buques argentinos.

El 29 de julio, un informante oficial comunicó que las fuerzas brasileñas pretenderían cruzar las aguas de Buenos Aires, dato que se sumó a la presencia de 19 naves imperiales que se mantuvieron a la vela para luego fondear al este del canal exterior.

Fragata 25 de Mayo

Ante los hechos, Brown reunió la escuadra y puso a sus comandantes al tanto de la situación y de su plan para un ataque nocturno dirigido a las embarcaciones fondeadas en Rada Exterior, con la intención de neutralizar la presión del oponente a como diera lugar. En los hechos fue un plan riesgoso dada la superioridad y cercanía de la escuadra brasileña que podría dar apoyo rápidamente.

Brown reunió los buques y, durante la noche, abandonó el protegido fondeadero de Los Pozos en dirección a Quilmes, izando la insignia en la 25 de Mayo que iba al mando del coronel Tomás Espora. En la zona, se encontraba el grueso de la escuadra imperial. Si bien esperaba sorprender a Norton, el control brasileño frustró toda posibilidad y, finalmente, se cruzó con la vanguardia brasileña dejando al descubierto la operación.

Norton ubicó la Nictheroy (o Niterói) al frente de la escuadra brasileña, quedando la 25 de Mayo prácticamente sola para el enfrentamiento. Desde ésta, Brown comenzó el cañoneo contra la línea de la fuerza enemiga, haciendo fuego sobre los principales buques adversarios. Lamentablemente no fue bien apoyado en esa acción por sus comandantes, excepto por el Coronel de Marina Leonardo Rosales al frente de la goleta Río de la Plata, quien lo secundó eficazmente.

Durante hora y media, y en medio de la oscuridad de la noche, los dos barcos republicanos se batieron con las naves brasileñas. El episodio concluyó sin resultados graves, pero condujo a una amonestación del almirante Brown hacia sus comandantes por la falta de acompañamiento seguida por las instrucciones correspondientes al combate a desarrollar al día siguiente.

30 de julio   

Para la mañana del 30, la división imperial había recibido refuerzos, sumaba 23 unidades y se encontraba ubicada a dos millas del canal exterior, dispuesta en línea de batalla: El plan concebido era similar al que había otorgado la victoria a Nelson en Trafalgar. Se trataba de cortar la línea enemiga a un tercio desde la cola para después empeñarse contra las unidades independientes de la desarticulada formación.

Ante la inminencia del combate, se efectuaron los preparativos. La 25 de Mayo, comandada por Espora, nuevamente fue insignia; ahora acompañada por la Río de la Plata al final de la columna. Brown dio la última señal: “Es preferible irse a pique antes que rendir el pabellón”. No obstante, otra vez, los comandantes no acompañaron, algunos por quedar rezagados y otros por temor a quedar encerrados.

La fragata 25 de Mayo cortó la línea imperial a la altura del Caboclo. Durante tres horas consecutivas, los dos buques republicanos batieron sin cesar el fuego proveniente de las 23 unidades imperiales. La tripulación sufrió numerosas bajas, el mismo comandante Espora resultó gravemente herido, y la fragata se encontró seriamente averiada (desarbolada de proa, escorada, y con treinta impactos sobre la flotación y 3 bajo la misma). Así, se retiró del combate rodeada por las cañoneras republicanas.

Combate de Quilmes. Acuarela de Emilio Biggeri. Fuente: DEHN Biblioteca CF Teodoro Caillet-Bois.

Brown pasó su insignia al República continuando el combate hasta que las naves brasileñas comenzaron a sondar poca agua, llegando a varar la Nichteroy. Norton se vio obligado a retirarse del combate y la escuadra argentina regresó a Buenos Aires, entrando en puerto embanderada como en días de gala.

El combate naval de Quilmes representa una de las páginas más importantes de la historia naval argentina.

Por la gran diferencia en tonelaje y armamento no le permitió a Brown obtener resultados decisivos, pero significó un verdadero triunfo para el coraje de sus bravos marinos, que dejaron escrita allí una página de gloria para la Historia Naval Argentina.

El accionar de Brown, Espora y Rosales, conocidos como los tres valientes, demuestra que con coraje, valentía e ingenio se pueden sortear las situaciones más complejas.

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